Rossy Rivera de Coxaj
Rossy Rivera de Coxaj es una guatemalteca a la que Dios le ha permitido participar acompañando a su esposo como Embajador en República Dominicana. Desde esta plataforma ha podido apoyar a más de 2,600 niños dominicanos anualmente por medio de la Asociación de Damas y Cónyuges Diplomáticos ADACODI, de la cual ha sido cuatro veces presidente.
Rivera de Coxaj tiene experiencia en el área de Negocios y Marketing Estratégico, carrera en la que se desempeñó en su país durante 25 años. Hoy, según expresó a Diario Hispaniola, le es grato poder servir a los guatemaltecos residentes y a los dominicanos que Dios ha puesto en su camino aquí en Quisqueya la bella.
En lo referente a sus funciones como diplomática y las responsabilidades que trae consigo la maternidad, explicó ha logrado encontrar el equilibrio gracias a la claridad y a las decisiones que toma en conjunto con su esposo desde el inicio de su matrimonio.
“Cuando nuestros hijos nacieron hicimos un acuerdo, el cual indicaba que íbamos a aprovechar al máximo el tiempo que Dios nos permitiera compartir con ellos. Ese tiempo debía ser de calidad relacional”, expresó.
Comentó que en la primera etapa de su vida matrimonial fue un poco complicado apartar ese tiempo, porque ambos trabajaban y solo se veían como familia el fin de semana, mientras que en la segunda etapa hubo un mejor balance entre trabajo y familia porque tenían libertad financiera y eso les permitió administrar de mejor forma nuestro tiempo.
“Como madre siempre he procurado que mis hijos - Diego Gabriel, Sofía Waleska Astrid Mariela, de 13, 19 y 21 años, respectivamente-, crezcan en un ambiente estable emocionalmente porque eso les da certeza y habilidad para triunfar en la vida. En todos los emprendimientos que he realizado siempre dentro de mi planificación incluía el tiempo que les debía dedicar a mis hijos y a mi esposo”, puntualizó.
Para ella, ser madre y emprendedora es un desafío importante porque hay momentos en los que hay que decidir el tiempo para dedicar a los hijos, la familia y el trabajo, sin embargo, asegura que Dios le dio un sexto sentido a las mujeres para que tomar las mejores decisiones como madres profesionales.
“En el trayecto de mi vida siempre me visualicé como una mujer exitosa pero a la vez una mujer con alto sentido familiar. Para lograrlo me apoyé en tres pensamientos que me han acompañado para seguir adelante: 1. Nuestros hijos no recuerdan regalos materiales, nuestros hijos recuerdan MOMENTOS COMPARTIDOS; 2. Debemos olvidar el dinero caro, que es aquel que nos ganamos sacrificando el tiempo de nuestra familia; 3. Ningún éxito puede considerarse como tal si para lograrlo has tenido que sacrificar a tu familia”.
Finalizó invitando a las madres a enseñarles a los hijos a desarrollar su inteligencia emocional, porque la gran mayoría se está enfocando en un resultado material.
