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No estamos cohabitando con el COVID de la forma correcta
(Foto: Cortesía)

No estamos cohabitando con el COVID de la forma correcta

Por Rosa A. Rodríguez C.
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roserodriguez17gmailcom/15/15/21

Los seres humanos somos sociales por naturaleza, así lo dijo Aristóteles por los años 300 a. de C. Para el filósofo, esta es una característica con la que nacemos, que también desarrollamos con el paso del tiempo y de la que, incluso, necesitamos para sobrevivir. Tomando en cuenta esto, me atrevo a asegurar que esta, sin dudas, es una teoría que hemos podido comprobar en lo que va del 2020.

Santo Domingo.- Ansiedad, miedo, depresión y estrés son algunos de los cuadros psicológicos que los expertos en el estudio de la conducta humana aseguran que ha experimentado un gran porcentaje de la población mundial debido al encierro al que nos hemos tenido que someter tras la propagación del COVID-19.

Según destaca la psicóloga forense, Paloma López, “esta nueva y desconocida situación, para casi todos, ha provocado que en aquellas personas que anteriormente padecían ansiedad o algún tipo de problemática psicológica, éstos se intensificasen, y los que nunca lo habían padecido, comprobasen lo que era”.

De otro lado, la también especialista en el área, Rocío Gavilán explicó, en una publicación para el portal Diario Crítico, que factores como la incertidumbre, el no poder manejar la situación y la pérdida de familiares o amigos, han empeorado la salud mental de gran parte de la población.

La “nueva normalidad” o la “covidianidad” son los términos más usados para referirse a los cambios que ha provocado el hecho de tener que aprender a cohabitar con el virus en nuestro día a día y adaptarnos de a poco al regreso de nuestras funciones laborales y productivas con nuevas reglas para evitar el colapso de la economía.

Es precisamente en ese punto que la sociedad se ha perdido. Si bien es cierto que desde antes de iniciar la primera fase de desescalada, los noticieros nacionales reflejaban que había una gran cantidad de personas que andaban en la calle como si nada estuviera pasando; pareciera que tras el anuncio oficial de reactivación de algunos sectores económicos se otorgó un “permiso” para estar en el medio, hacer reuniones sin la debida protección y violar el tan nombrado distanciamiento establecido por la OMS.

Como consecuencia, la curva de las estadísticas que ofrece el Ministerio de Salud refleja un marcado aumento en el país. Hemos tenido días en los que el reporte suma casi 900 nuevos casos en menos de 24 horas. Algunos hospitales han anunciado que han completado la cuota de internamiento en cuidados intensivos debido al ingreso de pacientes con COVID-19. La cifra total de infectados supera los 25,000 casos y las muertes –a la fecha- es de 647.

En lo personal, estos números me resultan abrumadores. ¿Es que acaso el conteo habitual ha suprimido la sensibilidad de las personas? Es como si al momento escuchar las estadísticas olvidáramos que esas cifras representan seres humanos que, por un lado tienen la enfermedad –con o sin síntomas-, y por el otro lado, a quienes han fallecido por causa de la misma. En la parte que no se cuenta, están los familiares que son afectados de manera indirecta por la preocupación de no saber cómo ayudar o por el dolor de haber perdido a un ser querido.

Estos son los detalles a los que tenemos que prestar atención para establecer cambios y dejar de ignorar que las cosas ya no son como antes. Dejemos de caminar por ahí como que somos invencibles. No es que andemos con temor, pero sí que actuemos con recelo y con la precaución de saber que si no nos cuidamos como es debido, podemos ser alcanzados por el virus.

Las medidas siguen siendo las mismas: lavarse las manos con frecuencia, usar mascarillas en espacios públicos, mantener la distancia al hablar con otras personas; no tocar los ojos, nariz y boca con las manos sucias, utilizar desinfectante con alcohol siempre que sea necesario, evitar salir de casa si no es necesario y, en caso de hacerlo, permanecer lejos de las multitudes.

Retomemos estos cuidados y mantengámoslo hasta que los científicos encuentren la cura de esta enfermedad. Con esto no solo colaboraremos con quienes luchan por salvar vidas, sino que también actuaremos como héroes anónimos que aportan para convertir la República Dominicana en un país “libre” de coronavirus.

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