Ser fotógrafo no es exactamente lo mismo que tomar fotos. Hacer fotos es ahora parte de una cultura masiva, sobre todo la auto-dirigida a quien las hace, para subirlas a las redes, a pesar de que cada quien sabe quién y cómo es, pero el objetivo de esta odiosa costumbre “selfística” es estimular el insaciable ego y la necesidad de auto-proyección, que algo de psiquiátrico debe implicar.