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Punto de mira
Punto de mira (Foto: Fuente Externa)

La intolerencia, el flagelo del arte y la cultura en el siglo XXI

Por EFE
La intolerancia que caracteriza a la sociedad actual es una amenaza para la cultura, en opinión de los directores del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA).
Moscú.- "Dos elementos de la sociedad actual son una amenaza para la cultura. Uno es la visión mercantil de la cultura, entendida como una industria que tiene que dar beneficios. El otro es la intolerancia, que curiosamente está en auge en esta época de la globalización", dice a Efe Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía.

Estos temas, entre otros, son tratados esta semana en una conferencia científica que acoge la famosa Galería Tretyakov de Moscú, y en la que participan como ponentes Borja-Villel y el director del MACBA, Ferran Barenblit.

Corren tiempos difíciles para la libertad de expresión en un mundo cada vez más polarizado, donde la dictadura de lo políticamente correcto convive con el auge de las opciones políticas xenófobas, nacionalistas, ultraconservadoras.

Borja-Villel cree que atravesamos por una etapa histórica similar a la que siguió a la Revolución Francesa de 1789, en la que parte de la sociedad la emprendió contra los cambios en una auténtica contrarrevolución.

"No digo que estemos regresando a los años 30 del siglo pasado, porque la historia nunca vuelve atrás, pero sí vemos elementos de autoritarismo que tienen mucho que ver con la sociedad actual de consumidores narcisistas", advierte el director del Reina Sofía.

Una realidad social "donde parece que lo único importante es el placer y el momento, donde no hay un sentido de la historia y la memoria", añade este historiador del arte.

"El mundo está en un momento crítico. Hay cierta regresión en los derechos humanos que teníamos asumidos. Creíamos que ya no se iba a dar un paso atrás, pero ahora se pone en duda el derecho del artista a crear lo que quiere, y el de la audiencia de ver lo que estima", afirma a su vez Barenblit.

El responsable del museo barcelonés lo achaca en parte a la popularización del arte, y también a la anticuada idea, que viene de principios del siglo XIX, de que el artista es "un ser sacrificado al margen de la realidad", cuya obra debe reflejar valores supremos.

"Cualquier obra que sitúa al creador como un ser político más, un individuo activo, es rechazada por una parte de la población, que le niega la condición de arte", lamenta Barenblit.

Las redes sociales ayudan mucho a generar críticas que la mayoría de las veces, en opinión del director del MACBA, "no forman parte de ningún debate ni tienen valor alguno".

"Cualquiera que ve una cosa menor en una exposición, algo que le incomoda, puede hacer un comentario en las redes e impulsar una ola de censura", recalca.

El último ejemplo se ha visto el pasado mes de septiembre en el Museo Serralves de Oporto (Portugal), que censuró unas fotografías de carácter sexual y sadomasoquista del fotógrafo estadounidense Robert Mapplethorpe.

"Esto es algo general, que pasa en todo el mundo. Ahí están el escrache que se le hizo a Judith Butler en Brasil, o la locura de que se retire un Balthus del Metropolitan (Nueva York)", apunta Borja-Villel, que reivindica la libertad sin censura para los museos, pero también para las escuelas, la universidad, los teatros.

El ejemplo a seguir es la Grecia clásica, cuna de la civilización occidental.

"Las tragedias griegas eran capaces de abordar los elementos más terribles del ser humano, como el parricidio y el incesto. Y sin embargo eran capaces de debatirlo, mientras que hoy día hay cosas de las que ya no podemos hablar", dice Borja-Villel.

La directora de la Galería Tretyakov, la pinacoteca moscovita que reúne una de las colecciones de arte ruso más importantes del país, destacó durante la conferencia el creciente interés del público por el arte contemporáneo, una opinión con la que coincide Borja-Villel.

"Por eso a los museos clásicos les gusta hacer exposiciones de arte contemporáneo. Es un reflejo de la época de contradicciones en la que vivimos. Por un lado, parece que el arte moderno se aleja de las personas, pero sin embargo la gente acude una y otra vez a los museos que lo exponen", afirmó el director del Reina Sofía.

El museo madrileño, agregó, "es ahora mismo el más visitado de España". Arturo Escarda/EFE
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