El
tiempo de carnaval que antecede a la Cuaresma, en este país maravilloso que se baña en el Caribe,
corresponde a un calendario solar por lo cual la fecha de su celebración está
fija en el tiempo realizándose cada domingo de febrero. En otros países la
celebración del carnaval se rige por el calendario lunar, y la fecha de
celebración que es móvil, ocurre justo antes de iniciar la cuaresma.
Con el
transcurrir del tiempo en las décadas finales del siglo XX y al dar inicio el
siglo XXI, la celebración de los
carnavales en las diferentes regiones y poblaciones de la República Dominicana,
han ido extendiendo sus fechas de celebración de manera tal que luego del
Desfile Nacional que ocurre en la ciudad capital el primer domingo de marzo,
las subsiguientes semanas siguen los desfiles y cierres de carnavales en todo
el país por un extenso periodo, que hace lucir que es el eterno calendario de
carnaval el que se vive en el país.
De
esta manera el carnaval enfocado como producción se aleja de la tradicion que
le generó y de las comunidades que le dan sentido, calor y color. Y se generan nuevos espacios que poco a poco
iran dando lugar a nuevas tradiciones si permiten que la población misma sea
quien se empodere de la celebración y le otorgue su sello creador.
La
creatividad popular y la imaginería del
pueblo en el carnaval tradicional, hace explosión con los personajes de Los Diablos cojuelos, Las Roba la Gallina,
Se Me Muere Rebeca, Los Lechones, y tantos otros que son la delicia de los
artistas del lente, o fotógrafos amateurs que logran captar los colores y la
magia del carnaval, de esas creaciones que cada ano resurgen con fuerza
innovadoras pero siempre fieles a la tradicion , por estar arraigadas en la
imagen colectiva del dominicano.
En la
mayoría de los espacios de carnaval dominicano, el rojo es el color que prima
por ser el color de la carne, que es lo que representa el carnaval mismo como
expresión de tradición comunitaria popular.
En los
espacios tradicionales del carnaval, aquellos
que están cimentados por una tradicion que se hereda de generación en
generación, los colores que le habitan responden a códigos específicos acordes
a las diferentes manifestaciones que se expresan durante la celebración. Por lo que en el carnaval de La Vega en la
República Dominicana los colores de la tradicion son el amarillo y rojo para la
figura popular del diablo cojuelo, al que se le canta el estribillo: "bue'-e macarao-amarillo y colarao te
conozco aunque venga'disfrazao".