El carnaval, esa fiesta que antecede a la Cuaresma, como espacio-tiempo de excesos, que muestra la gula, el desenfreno, y la aparente ruptura de límites, tiene su orden a lo interno de los grupos que participan, y a lo externo en tanto que expresiones que siempre se dan en los espacios públicos y concitan la atención y participación de multitudes.
En
este fin de semana, hasta el próximo martes se están celebrando en diferentes
ciudades del mundo las fiestas más representativas del Carnaval, las que
concluirán de forma apoteósica en un cierre extraordinario en el Mardi Grass,
es decir, el martes antes de la media noche, cuando da inicio la Cuaresma con
la celebración del Miércoles de Ceniza.
La
celebración del Mardi Grass, tiene lugar en América en ciudades con ascendencia
o influencia de países pertenecientes a la Europa Latina, con un uso común de
la lengua, y con antecedentes de historia-política común, como es el caso:
España, Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Portugal, entre otros.
El
significado del Mardi Grass, es Martes Graso, y su nombre obedece precisamente
a los excesos de comilonas que se generaban en los períodos festivos del
Carnaval. Y dado que esos excesos no eran bien visto por todo lo que
socialmente conllevaban en subvertir el orden, la Iglesia Católica, ordenó
restringir el período de celebración del carnaval, exclusivamente al tiempo que
antecede a la Cuaresma.
El carnaval
entonces desde el siglo XVI se celebra, los tres días previos al Miércoles de
Ceniza, los que se denominan como: Dimanche Grass ( domingo graso), Lundi Grass
( lunes graso) y Mardi Grass ( martes graso).
Las
calles de New Orleans, desde el Distrito de Los Jardines hasta el French
Quater, se visten de los colores del Carnaval de esta ciudad, que son: el
purpura, el verde y el dorado. Los principales grupos: Comus, Zulus, Momus, y
tantos otros que caracterizan esta fiesta tan distintiva del sur de Estados
Unidos, desfilarán en un orden que la tradición y la jerarquizacion establece,
con características que son propias a las reglas de cada grupo, que desde su
origen funcionan como sociedades o cofradías secretas.
En
Bélgica, en la encantadora población de Binche, pululan unos personajes
denominados Incas, con unas máscaras tan blancas que representan si cabe aun
más, al europeo conquistador de los pueblos originarios de América. Estos Incas
de Centro Europa, en el glacial frio nórdico del invierno, salen a las calles
marcando el paso con un ritmo en su paso, que les es particular, y exhiben en
su brazo una canasta repleta de naranjas con las que obsequian al público que
les acompañan, por las calles y plazas.
Los
canales de Venecia, sus callejuelas y plazas, se engalanan de máscaras y
antifaces que guardan las miradas y dan un aire de misterio cómplice en donde
todos pasan a disfrutar de la magia de estar, mirar y disfrutar detrás del velo
secreto de su identidad que no está expuesta en el ordinario quehacer de la
cotidianidad. El tiempo sostenido de esta tradicion lo da el hecho de ser un
acto colectivo, con un orden a lo interno, y con reglas que marcan una dinámica
sistémica de lo simbólico, que permite su permanencia
El
carnaval de Brasil, uno de los más emblemáticos en el imaginario global, tiene
tres días de frenética exhibición de las escuelas de sambas que realizan unos
desfiles que desafían la fantasía, la música y la capacidades coreográficas de
centenas de miembros que al unísono se mueven al ritmo identitario de la Cuica,
de la imparable música que todos marcan y cantan de forma incansable.
Las
calles de Colonia en Alemania, albergan fiestas, y máscaras individuales que se
suman a la consigna de celebración del carnaval, como si fuese necesario
apurarse antes de que sean las 12 de la medianoche del miércoles, que dará
inicio a la Cuaresma, y cual Cenicienta, pasaran, a otra celebración
completamente opuesta en donde se imprime en la frente el sello de la cruz en
ceniza sacralizada, con la consigna de que polvo
eres y en polvo te convertirás, significando lo transitorio que es todo el
fardo de humanidad que contiene la carne que nos reviste y enmarca el ego, los
deseos y apegos de la humanidad.