La primera referencia histórica que tenemos está en la obra de Marco Gavio Apicio durante los siglos IV y V este gastrónomo se dedicó a recopilar recetas de su época. En su versión el pan se introducía en leche y no se hacía mención del huevo, se limitaba a llamarlo plato dulce.
No fue hasta el siglo XV cuando aparecen las primeras torrijas tal y como las conocemos ahora, con leche y huevo, citada por Juan del Encina un poeta, músico y autor teatral del Pre renacimiento español en la época de los Reyes Católicos. Según sus escritos esta receta era utilizada para nutrir a las parturientas al dar a luz y favorecer su recuperación postparto.
Origen de las torrijas en Semana Santa
Existen diferentes versiones del origen de las mismas para esta época, una de ellas se debe a la necesidad de aprovechar el pan sobrante, que durante el período en que no se podía comer carne. Otros entienden que tiene una asociación religiosa, porque durante la cuaresma (días de ayuno y abstinencia en memoria de los 40 días que ayuno Jesucristo en el desierto) había que buscar alimento que pudiera sostener el estómago sin ofender las creencias religiosas. Las monjas durante estos días aprovechaban el pan duro para mojarlo en miel y leche.
También está ligada a tiempos difíciles de escasez económica, en las que se pudiera disponer de un alimento barato y asequible como los restos del pan permitían poder comer algún dulce sin la necesidad de gastar mucho dinero. De hecho lo ideal para preparar torrijas es que el pan sea algo duro, de dos o tres días, se elaboraba de vino dulce, porque representaba el cuerpo y la sangre de Cristo.
Recetas de torrijas
El dulce por excelencia de la Semana Santa es un postre sencillo en su elaboración ya que solo se necesita pan, leche, huevo y azúcar para su preparación.
Ingredientes
Pan, leche, azúcar, canela en rama, aceite de oliva, huevos, azúcar para rebosar y canela molida para rebosar.
Preparación
En un envase ponemos el litro de leche, el azúcar, la rama de canela y la piel del limón (Sin nada de la parte blanca). Calentamos y cuando comience a hervir lo retiramos fuego, tapamos y esperamos a que se enfríe antes de empapar las rebanadas de pan ya que si no reblandecen demasiado. Dejamos el pan en remojo durante una hora o hasta que absorba toda la leche y no se vean restos. Batimos los huevos en un recipiente hondo, pasamos las rebanadas de pan por ambas caras y las freímos en abundante aceite de oliva bien caliente, volteando para que se doren por las dos caras. Las escurrimos bien y las ponemos en papel secante para quitar el exceso de aceite. Mezclamos 100 g de azúcar con dos cucharaditas de canela molida (opcional) y rebozamos las torrijas en la mezcla.