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Max Puig.
Max Puig.

Max Puig dice: "El presidente Medina escurrió el bulto".

Por Redacción Diario Hispaniola
viernes 28 de febrero de 2014, 18:09h
"Max Puig presidente de la Alianza Por la Democracia, remitió un texto en que expresa su opinión sobre el discurso del presidente Medina del día de ayer. Reproducimos textualmente el texto de Max Puig, enviado a la redacción de Diario Hispaniola".

Santo Domingo.- Si nos llevamos de lo que dijo el presidente Medina en su discurso ante la Asamblea Nacional el país anda bien. Para él, nada o casi nada, anda mal. Viviríamos en el país de las maravillas.

Según su lógica, con su lista de realizaciones la gente debería estar contenta y esperanzada.

La verdad es que el presidente no habló de muchos temas de los que tenía que hablar. La ciudadanía se quedó esperando que el presidente se refiriera de manera responsable a problemas de fondo que la afectan en su vida de todos los días y que perturban la marcha del conjunto del país. Me referiré primero a algunos de los temas que sí abordó el presidente.

El mandatario repitió su promesa de que el problema eléctrico estará resuelto en el año 2016.

Esto no es cierto y él lo sabe. Aparte de reiterar su compromiso con la equivocada decisión de construir plantas de carbón, no es verdad que éstas estarán listas en un plazo relativamente breve y que sean una solución al déficit eléctrico.

No responde a la verdad que los trabajos de construcción de esas plantas se hayan iniciado; todavía no tienen financiamiento y ningún contrato se ha firmado para edificarlas.

Si se construyeran efectivamente, lo que constituiría un grave error, no estarían listas antes de 2018 o 2019. Si bien la instalación de una terminal de gas en San Pedro de Macorís es un paso positivo, las inversiones realizadas y las medidas tomadas en 2013 para enfrentar las pérdidas de energía son francamente insuficientes y no garantizan la concreción de las promesas presidenciales de energía suficiente y barata para el año 2016.


Por otro lado, el presidente se empeñó en pretender demostrar que la seguridad pública mejoró en 2013 con relación a los años anteriores. La gente no lo cree.

Y no es verdad que el sistema 911 va a resolver los problemas de una Policía Nacional desacreditada. Definió su gobierno como incluyente y como propiciador de la cohesión social cuando las cifras del Banco Central demuestran que aumentó el desempleo en 2013, las remuneraciones reales disminuyeron y el encarecimiento de los precios hizo más difícil la vida de la gran mayoría de los dominicanos y dominicanas. En realidad, el discurso el presidente Medina fue un discurso completamente evasivo que dejó de lado aspectos fundamentales que el ejecutivo estaba en la obligación de abordar.

Mientras crece la conciencia ambiental en el país, el presidente de la República demostró de nuevo que la insensibilidad ambiental es una característica fundamental de su gobierno: ignoró el reclamo nacional a favor de Loma Miranda, insistió en clavarle una daga al corazón de la República con la carretera asesina del ambiente de Santiago a San Juan y recalcó su compromiso con las contaminantes plantas de carbón. Mientras alaba los éxitos de la política internacional dominicana el gobernante ignora por completo la amplia condena internacional de que es objeto nuestro país en la actualidad por desconocer derechos humanos fundamentales y compromisos estatales ineludibles, confundiendo de nuevo el tema de la nacionalidad y los derechos humanos con el tema de la inmigración.

Mientras trabajadores y empleados viven la angustia de que se les arrebate su derecho a la liquidación o cesantía, mediante una contrarreforma laboral que nos haría volver en algunos aspectos al Código Trujillo de Trabajo, el presidente calla por completo.

Mientras alaba de nuevo un modelo de crecimiento que hacer crecer la pobreza y mantiene estancadas las capas medias, el presidente Medina no dice una palabra de la profundización del endeudamiento externo que su gobierno ha realizado y se propone seguir llevando adelante contra los intereses de la nación y de su gente. Mientras se refiere de manera vaga a la creación de empleos, deja de lado las cifras oficiales del Banco Central y excluye toda referencia a la creación de empleos de calidad y al crecimiento constante de la informalidad.

Mientras algunos de sus ministros se han lanzado a una campaña electoral a destiempo, tampoco dice ni media palabra del sistema clientelista y de la corrupción en la que éste se asienta. Mientras crece el canibalismo político, no se refirió ni por asomo a la Ley de Partidos cuya aprobación ha bloqueado su propio partido. En síntesis, hubo un discurso de muchas palabras y poca sustancia.

Tenemos un gobierno que no escucha. Los que gobiernan solo piensan en sus propios intereses.

Detrás de los fuegos artificiales, el discurso presidencial no aportó ninguna señal concreta de que el gobierno esté interesado en propiciar, ni mucho menos esté propiciando, la superación del modelo de crecimiento económico con injusticia social que nos rige y que se mantiene gracias al clientelismo, la corrupción y la impunidad.
Por Max Puig
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