"Las
manifestaciones comprueban la grandeza de nuestra democracia y el civismo de
nuestra población", apuntó la mandataria.
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Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff |
Dilma Rousseff dice estar atenta a la "voz de la calle" proveniente de las protestas en Brasil
Por EFE
miércoles 19 de junio de 2013, 03:40h
Dijo
estar atenta a escuchar las reivindicaciones de movilizaciones que
"superan los mecanismos tradicionales de las instituciones, partidos
políticos o sindicatos". Fue la primera referencia de la presidenta a las
multitudinarias manifestaciones que sorprendieron a Brasil en los últimos días
y que tan sólo el lunes congregaron a cerca de 250.000 personas en una veintena
de ciudades.
La
presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo hoy que "la voz de la calle
tiene que ser escuchada" al aludir por primera vez a las protestas que
sacuden al país desde la semana pasada y que se repitieron este martes en Sao
Paulo, con unos 50.000 manifestantes y algunos incidentes violentos. La jefa de
Estado aseguró en una ceremonia oficial en la Presidencia que las multitudes
que han salido a protestar en diferentes ciudades del país para exigir mejores
servicios han "enviado un mensaje directo a los gobernantes".
"Las
manifestaciones comprueban la grandeza de nuestra democracia y el civismo de
nuestra población" y suponen "un mensaje directo a los gobernantes en
todas las instancias", aseguró la mandataria en el mismo día en que tanto
voceros de la Presidencia como de algunas gobernaciones y alcaldías anunciaron
su disposición a discutir las demandas de los manifestantes.
Las protestas
comenzaron la semana pasada en Sao Paulo exclusivamente contra la subida de las
tarifas de transporte público, pero terminaron extendiéndose a otras ciudades y
revelando un descontento social oculto en todo Brasil. Los manifestantes exigen
mayores inversiones en la salud y la educación pública, y critican la
corrupción, el despilfarro de recursos públicos y los elevados gastos del
Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.
Las
autoridades, que hasta el lunes parecían no entender lo que estaba ocurriendo,
reaccionaron finalmente este martes y en al menos seis ciudades se anunció la
reducción de los pasajes de autobús. El alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad,
que inicialmente había manifestado la imposibilidad de reducir los pasajes en
la mayor ciudad de Brasil, aseguró posteriormente que revisará las cifras para
buscar alternativas. Horas después de sus declaraciones tuvo lugar una nueva
protesta en Sao Paulo, en donde unas 50.000 personas se concentraron en la
céntrica Praça da Sé, frente a la Catedral municipal, antes de seguir en marcha
hacia la sede de la Alcaldía. La manifestación, la sexta en los últimos días,
terminó con nuevos incidentes violentos debido a que un pequeño grupo atacó el
ayuntamiento y obligó a la guardia municipal a refugiarse dentro del edificio.
Poco
después el grupo prendió fuego a un camión de transmisión de una red de
televisión y a una garita policial, rompió las ventanas de las agencias
bancarias en la zona y pintó grafitis en las paredes. La mayoría de los
manifestantes, sin embargo, abucheó a los violentos, así como a quienes
portaban banderas de partidos, en un intento de mantener la movilización sin
adscripción política.
Este martes también se registraron manifestaciones en São
Gonçalo, una ciudad de un millón de habitantes en la región metropolitana de
Río de Janeiro, en Belo Horizonte y Florianópolis, entre otras localidades. Nuevas
protestas están previstas para el próximo jueves en varias ciudades. Las
manifestaciones son convocadas por las redes sociales por un movimiento amorfo,
sin líderes aparentes, que dice no ser representado por ningún partido
político.
Según analistas consultados por Efe, las protestas obedecen a
demandas insatisfechas principalmente de la clase media, ahora mayoritaria tras
las exitosas políticas de reducción de la pobreza. Según la analista Tereza
Cruvinel, desde 2003 unas 40 millones de personas han salido de la pobreza y
pasaron a integrar una clase media que "tiene nuevas demandas, más
urgencias y no se conforma sólo con consumir".
Rousseff dijo que las
demandas de la población "por mejores escuelas, hospitales, transporte
público de calidad y a un precio justo, por el derecho a influir en las
decisiones de los Gobiernos, en repudio de la corrupción y el desvío de dinero
público, comprueban el valor intrínseco de la democracia y demuestran que los
ciudadanos están en búsqueda de sus derechos". La presidenta valoró la forma
"correcta" como actuó la Policía, que se mantuvo a distancia de los
manifestantes para evitar batallas campales con numerosos heridos y detenidos
como la del pasado jueves en Sao Paulo y la del sábado en Brasilia.