Los movimientos sociales que promueven las protestas afirman
no presentar ningún partido político
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Manifestantes en Nitéroi, ciudad cercana a Río de Janeiro. |
Más de 600,000 brasileños protestan en las calles de 80 ciudades y municipios
Por EFE
viernes 21 de junio de 2013, 04:32h
Las manifestaciones empezaron las protestas para exigir rebaja de los
precios del transporte público, pero se han ido extendiendo las peticiones, que
incluyen también mejoras en la sanidad y la educación, así como mayor combate a
la corrupción. Las protestas de este jueves fueron pacíficas, con algunas excepciones, como Río de Janeiro, Brasilia, Salvador y Campinas, donde hubo enfrentamientos con
la policía.
Los
manifestantes regresaron a la calle este jueves pese a que la víspera varias
alcaldías, entre ellas las de Sao Paulo y Río de Janeiro, anunciaron
reducciones en las tarifas de transporte público, que era su reivindicación
inicial. El aumento de las protestas y del número de manifestantes mostró el
alto grado de descontento y que, según dijeron algunos de los participantes a
Efe, los veinte centavos de real (menos de diez centavos de dólar), que fue el
reajuste en el pasaje de autobús, solo fue la gota que rebosó el vaso.
Como las
anteriores, las manifestaciones de hoy fueron convocadas en las redes sociales
por movimientos sociales que alegan no ser representados por ningún partido. Las
protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la
subida de las tarifas de transporte público, pero fueron ganando otras
reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública,
y críticas a la corrupción y a los elevados gastos del Gobierno para organizar
eventos como el Mundial de fútbol de 2014.
La principal manifestación de hoy
fue la de Río de Janeiro, que congregó a cerca de 300.000 personas en la
avenida Presidente Vargas, una de las principales vías del centro. El número
fue muy superior al de las demás ciudades, ya que la segunda protesta más
numerosa fue la de Sao Paulo (110.000), seguida por las de Recife (50.000),
Brasilia (25.000), Salvador (20.000), Cuiabá (20.000), Aracajú (20.000), Belo
Horizonte (15.000) y Porto Alegre (15.000).
Pese a que la multitud en Río de
Janeiro marchó pacíficamente entre la iglesia de la Candelaria y las
inmediaciones de la Alcaldía, la manifestación terminó violentamente cuando un
pequeño grupo supuestamente intentó invadir ese edificio. La policía, atacada a
pedradas, reprimió a los manifestantes violentos con gases lacrimógenos y
protagonizó una verdadera batalla campal que dejó cerca de treinta heridos,
entre ellos un periodista.
La protesta en Río incluso se coló en el partido de
fútbol entre España y Tahití, que tuvo lugar hoy en el estado de Maracaná,
donde se veían algunas pancartas en apoyo a los manifestantes. "Queremos
escuelas, hospitales patrón FIFA", decía una. "Nuestra lucha no
acabó, júntese a nosotros compañera", se leía en otra junto con la foto de
la presidenta, Dilma Rousseff, de joven, cuando militó en un grupo de izquierda
que luchaba contra la dictadura y fue torturada. El Partido de los Trabajadores
(PT), de Rousseff y de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva, instó hoy a su
militancia a apoyar las protestas, pero la tensión generada por las
manifestaciones obligó a la mandataria a aplazar el viaje que iba a realizar a
Japón la próxima semana.
En Brasilia la policía reprimió con gases lacrimógenos
y balas de goma a un grupo que amenazaba con invadir la sede del Congreso. Los
manifestantes violentos lanzaron piedras y otros objetos contra la policía y le
prendieron fuego a señales de tránsito y, a los gritos de "llegó la hora
de ocupar", amenazaron con avanzar sobre el cerco policial que rodeaba la
edificación pública.
En Sao Paulo hubo momentos de tensión entre manifestantes
y militantes de partidos políticos de izquierda, que querían levantar sus
banderas en medio de las protestas. Las manifestaciones también degeneraron en
disturbios en Salvador cerca del estadio en donde Uruguay y Nigeria se midieron
por la Copa Confederaciones.
Otros incidentes se registraron en Campinas, Belén
y Vitoria cuando los manifestantes violentos, siempre en minoría, intentaron
invadir edificaciones públicas frente a las que se manifestaban. En todos los
casos la mayoría de los manifestantes pidió a sus compañeros que cesasen el
vandalismo para no deslegitimar las protestas.