“Eso rasca y rasca mucho, y rasca muy bien… pero rasca donde no pica” responde un cacique de los indios del Chaco paraguayo ante la predicación de unos misioneros, según expresa un breve relato escrito por Eduardo Galeano en “El Libro de los Abrazos”. Y es que cuando se rasca las uñas deben dirigirse bien donde pica, so pena de que el malestar continué a pesar del esfuerzo o que sólo se llegue a una parte de la comezón.