Francia se juega más que nunca en estas elecciones de 2017, ya que nunca un dirigente de ultraderecha tuvo tan cerca El Eliseo. Aunque el padre de Marine Le Pen, Jean-Marie, ya saboreó esas mieles en una segunda ronda electoral contra Jacques Chirac en un ya lejano 2002, nunca tuvo posibilidades reales de acceder a la presidencia. Sin embargo, su hija Marine sí aspira a la máxima gloria, aprovechando cómo la crisis económica y el terrorismo yihadista ha golpeado a una nación harta de políticos de los partidos tradicionales, que una y otra vez ha decepcionado a la ciudadanía francesa.