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El reverendo y Premio Nobel de la Paz, Martin Luther King, se dirige a los miles de seguidores en la localidad de Selma, en 1965. |
Martin Luther King, un orador con mayúsculas sin heredero claro
Por EFE
miércoles 21 de agosto de 2013, 02:21h
Medio
siglo después de evocar su "I have a dream" (Tengo un sueño), Martin
Luther King es no solo un icono de la lucha por los derechos civiles, sino
también el orador con mayúsculas en EEUU donde el arte de hablar en público, en
otro tiempo cultivado, ha pasado de moda.
En
los apenas 17 minutos que duró su discurso en las escalinatas del monumento a
Abraham Lincoln en Washington aquel 28 de agosto de 1963, la cadencia de
predicador de King, la convicción de sus palabras y el peso de sus silencios
convirtieron en inspirador un mensaje ya conocido a favor de la igualdad
social.
"Él era único", aseguró a Efe la autora del libro sobre
técnicas de comunicación "Get Them to See It Your Way, Right Away",
Ruth Sherman, consultora de políticos, empresarios y estudios de cine que
buscan mejorar sus habilidades verbales.
"Es el maestro de la repetición
breve. Una herramienta retórica que consiste en fijar una idea con unas pocas
palabras bien escogidas y repetidas", explicó la profesora de Derecho
Molly Bishop Shadel, de la Universidad de Virginia.
Shadel, experta en oratoria
y coautora del manual "Tongue-Tied America: Reviving the Art of Verbal
Persuasion", cita como ejemplo frases como "I have a dream"
(Tengo un sueño), "Now is the time" (Ahora es el momento) y "Let
freedom ring" (Que resuene la libertad) que aparecen varias veces durante
la exposición de King, parcialmente improvisada.
"El truco para que sea
efectivo es crear un (lema) que te sientas cómodo diciendo. Se puede escuchar a
King deleitándose con sus repeticiones mientras van saliendo por su boca",
comentó Shadel.
Martin Luther King y su contemporáneo John Fitzgerald Kennedy,
asesinado en noviembre de 1963, son citados como referentes históricos en el
arte de hablar en público. Ambos fueron asesinados y desde entonces pocos
líderes han demostrado maestría a la hora de comunicar a las masas.
Curiosamente,
Barack Obama, el primer presidente afroamericano de EEUU cuyo nombramiento
culminó parte de lo soñado por King, es según los expertos quien más se ha
aproximado al nivel del pastor baptista.
"Su 'Yes we can" durante las
primarias presidenciales en 2008 en New Hampshire es un ejemplo fantástico. El
momento parecía desalentador para la campaña de Obama y su discurso revitalizó
a sus seguidores y le llevó a una elección histórica", apuntó Shadel. Para
esta profesora, el mandatario demócrata echó mano de los recursos de repetición
de King y al igual que él fue de menos a más.
"Ambos son inspiradores,
diseñados para ser repetidos, pero 'I have a dream' es una frase más elegante.
'Yes we can' es una respuesta a una pregunta", señaló Sherman, que cree
que aunque King es mejor que Obama, el inquilino de la Casa Blanca tiene
talento. "Definitivamente lo pondría entre los cinco primeros en mi lista
de mejores oradores junto con King, Kennedy, Lincoln y Steve Jobs",
manifestó.
"Jobs fue el mejor presentador con cargo de consejero delegado
de todos los tiempos", afirmó Sherman para quien el cofundador de Apple,
con su particular estilo logró "una tribu de fan fieles, en lugar de crear
clientes".
Casos como el de Obama y Jobs son anecdóticos en los últimos 50
años en los que "el arte de hablar en público ha dejado de estar en boga.
A mucha gente le aterroriza y los cursos formativos son caros", declaró
Shadel, para quien el auge de la comunicación electrónica ha perjudicado a la
persuasión cara a cara.
"Hace falta práctica y los políticos no practican
lo suficiente, porque lleva tiempo", añadió Sherman, que considera que
desde que Obama es presidente su oratoria ha empeorado.
Durante gran parte del
siglo XX, en las escuelas en EEUU se enseñaba locución en los colegios, ya que
se requería para el mundo laboral y los jóvenes solían dejar los estudios
cuando superaban el bachillerato.
"Ahora son asignaturas en carreras
especializadas", relató Sherman que recordó cómo la "habilidad de
convencer" está en las raíces de EEUU forjado con "líderes capaces de
movilizar al pueblo para cruzar fronteras e instalarse en territorio
hostil".
Esto está muy presente en las películas de Hollywood, donde tan
habitual como las secuencias con la bandera de las barras de estrellas son los
exaltados monólogos patrióticos para arengar a un grupo de personas con el fin
de que se enfrenten a un desafío imposible.