El jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, que lideró una rebelión contra la cúpula militar rusa el fin de semana, ha hecho sus primeras declaraciones después de ser visto por última vez el sábado por la noche, tras poner fin al motín llevado a cabo por su Ejército de mercenarios. Ha asegurado que sólo buscaba salvar de la desaparición a la empresa militar privada que lidera y no derrocar al régimen ruso.
Rusia.- "El objetivo de la marcha era evitar la desaparición de Wagner (...) No teníamos el objetivo de derrocar el régimen existente y el gobierno legalmente elegido", ha aclarado Prigozhin en un mensaje de audio de 11 minutos publicado en Telegram.
Prigozhin ha señalado que su grupo "debía dejar de existir el 1 de julio a consecuencia de las intrigas" de la élite militar rusa. Esa era la fecha impuesta por el presidente ruso, Vladímir Putin, y el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, para que todos los voluntarios que participan en la guerra firmen contratos con Defensa, condición rechazada por Wagner.
"Sólo unos pocos combatientes del ejército privado accedieron a firmar el contrato con el Ministerio de Defensa", ha explicado Prigozhin, a lo que ha añadido que la obligación de subordinarse a Shoigú y al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, se puso sobre la mesa "en el momento menos adecuado".
El sábado, Prigozhin aseguró que tenía bajo su control el cuartel de la ciudad rusa de Rostov. Después, las fuerzas del grupo Wagner comenzaron a avanzar hacia Moscú, en una maniobra que fue considerada por muchos como un intento de golpe de Estado contra Putin.
Asegura que dieron "una clase magistral"
Asimismo, el líder de Wagner ha subrayado que la forma en que sus tropas habían sido capaces de apoderarse de la ciudad meridional rusa de Rostov del Don y de enviar un convoy armado a menos de 200 km de Moscú había sido testimonio de la eficacia de sus combatientes.
"Comenzamos nuestra marcha en protesta por la injusticia. (...) en 24 horas nos acercamos hasta 200 kilómetros de Moscú, entramos y tomamos la ciudad de Rostov del Don. Los civiles se alegraban de vernos. Dimos un ejemplo de cómo debió haber sido el 24 de febrero de 2022", ha dicho.
Prigozhin, que fue visto por última vez cuando salía de Rostov del Don el sábado por la noche montado en un coche,
ha renovado una acusación, hasta ahora no respaldada por pruebas, de que el ejército ruso había atacado un campamento de los Wagner con misiles y con helicópteros, matando a unos 1.000 de sus hombres.
"Pese a que no dimos muestras de agresión, nos atacaron con misiles y luego con helicópteros. Cerca de 30 efectivos de Wagner murieron, algunos resultaron heridos", ha dicho, asegurando que este había sido el desencadenante inmediato de lo que ha llamado una "marcha de la justicia".
"Dimos la vuelta para no derramar sangre de soldados rusos"
El grupo Wagner, ha explicado Prigozhin, detuvo su avance hacia Moscú cuando se dio cuenta de que tendría que enfrentarse a las tropas rusas que le esperaban en la capital, y de que inevitablemente se derramaría sangre.
"Nos dimos la vuelta para no derramar la sangre de soldados rusos", ha asegurado, sin dar detalles sobre su paradero actual o sus planes tras acordar con el Kremlin su exilio a Bielorrusia.
Cuando Prigozhin anunció que había tomado el cuartel de Rostov del Don y que se dirigían a Moscú, Putin no tardó en calificar la maniobra de "puñalada por la espalda".
Sin embargo, según informó el Kremlin el sábado, el acuerdo alcanzado entre ambas partes incluía el archivo de la causa penal contra Prigozhin y su traslado a Bielorrusia.