Lima.- Edgar Prado, un mecánico y conductor de la ciudad de Ayacucho en el sur de Perú, pasó buena parte del 15 de diciembre en su cochera trabajando en su camioneta blanca, mientras se iniciaban las protestas en el aeropuerto a una cuadra de distancia.
A las 5.56 p.m. sufrió una herida mortal de bala en el pecho y a la mañana siguiente había muerto, según los resultados de la autopsia e imágenes de cámaras de seguridad revisadas por Reuters. Fue una de las diez personas fallecidas en Ayacucho en la encarnizada ola de violencia que remeció a Perú en las últimas semanas.
Unas 22 personas han muerto en las protestas, las peores en años incluso en el convulsionado Perú, y la víctima más joven tenía solo 15 años. Las víctimas amenazan con agravar la agitación social, si bien ha habido una pausa en la ola de violencia durante las celebraciones de Navidad, en un país fervientemente católico.
Los enfrentamientos surgieron luego que el 7 de diciembre el expresidente Pedro Castillo trató ilegalmente de disolver el Congreso para evitar un juicio político que temía perder. Fue destituido poco después y detenido por "rebelión". El exgobernante de izquierda rechaza las acusaciones.
Su arresto desencadenó una avalancha de ira contenida contra la elite política y el Congreso de Perú, desacreditados por escándalos de corrupción y abusos de poder, especialmente en las regiones empobrecidas del sur donde los aumentos en los precios de la energía y los alimentos golpean a los más vulnerables.
Fuente: La Voz de América