Santo Domingo.- Comenzando: Desde hace unos cuantos años
investigadores locales e internacionales han puesto el ojo en el llamado Vudú
Dominicano. Como esta tendencia empezó hace relativamente poco tiempo (Década
de los 70.), es lógico pensar que todavía desconocemos mucho sobre el tema,
hasta hace unos años tabú entre nosotros; a pesar de los serios, aunque
escasos, esfuerzos que se realizaban para tratar de comprender el origen y
ritualidad del Vudú (o Vodú.) que se practica en nuestra mitad de isla.
Repasemos un poco sobre esta práctica, que ya es un elemento integral en la
variada cultura nacional.
¿Quiénes iniciaron el asunto?
Estas creencias
religiosas nos llegan con los esclavos africanos que trajeron los
colonizadores, cuando nuestros indígenas (taínos, macorices-ciguayos y
caribes.) habían sido diezmados por el desgaste físico ocasionado y las
enfermedades contraídas.
Importantes y
capaces investigadores del tema aún sostienen que el Vudú de aquí nos llega de
Haití. El suscrito no comparte esa opinión, aunque proviene de plumas
emblemáticas en la investigación del tema que nos ocupa y de referentes
obligados para aquellos que estudiamos el fenómeno cultural.
Los esclavos que
vinieron a la isla desde el África llegaron a la Colonia con sus carnes, con
sus huesos, con sus cabellos, con sus culturas y, desde luego, con sus
creencias.
Dado el carácter
de su religión, no es aceptable que los primeros esclavos africanos
abandonarían, por efecto de algún mandato, sus prácticas y creencias. La
cultura es uno de los atributos humanos más arraigado en los profundos
laberintos interiores.
Sabemos que las
creencias que trajeron los negros africanos al Caribe eran antiguas, complejas,
completas y dotadas de una mitología y de ritos ancestrales, muchos de las
cuales se desconocen hoy en día.
¿De
dónde vinieron?
El
inmenso territorio yoruba del África fue la cantera que utilizaron los europeos
para atrapar los esclavos que traerían a América. Específicamente se cita una
amplia región, de unas dos mil millas, como suplidora de esclavos: La Alta
Guinea. Esta se extiende desde Gambia hasta la bahía de Biafra. En esa
extensión territorial se sitúan cuatro famosas costas que fueron las
principales fuentes de esclavos para las Colonias del continente americano: Las
Costa de la Pimienta, Costa de Marfil, Costa de Oro (de ahí provenían los
esclavos más preciados.) y Costa de
Esclavos (la más prolífica
proveedora.)
En la Costa de
los Esclavos se habían formado varios reinos. El más importante de estos fue el
de Dahomey, cuyo monarca lo convirtió en poco tiempo en el suplidor de esclavos
negros más importante para los europeos colonizadores. Antológicas eran las
saña y la violencia que empleaba el monarca de Dahomey para capturar a los
esclavos. Para el 1708 Dahomey, luego de conquistar otros reinos, se había
convertido en un poderoso y próspero estado cuyo rey era Agadja.
¿Quiénes finalmente llegaron?
A la Hispaniola vinieron desde
el Dahomey esclavos jelofes, minas,
carabelies, aradaces (fundadores de las cofradías de San Cosme y Damián.), zapes (fundadores de la cofradía de María Magdalena.), biafaras, mandingas y
bantú.(los gentilicios Lemba y Ambo corresponden
a esta tribu.) Pues ocurre que todos ellos, insisto, trajeron sus creencias y
las practicaron antes del alzamiento de los esclavos negros, iniciado en 1522
por los jelofes.
Ciertamente la práctica prolifera y se organiza mejor en el territorio libre de
los negros sublevados. En la libertad conquistada ellos no tenían trabas para
recuperar los elementos culturales reprimidos por los colonizadores.
Debemos, empero,
admitir que durante la ocupación haitiana a la Hispaniola, del 1822 al 1844,
proliferaron en nuestra mitad de isla los signos culturales de los negros
conquistadores. Su cultura, creencias, mitos y ritos se practicaban entonces
desde la óptica del conquistador. Resulta lógico deducir que sus prácticas y
creencias religiosas influenciaron a las de Santo Domingo, sobre todo en las
zonas rurales y en aquellos enclaves donde la negritud tenía mayor presencia.
(Ingenios y bateyes.)
Práctica y sincretismo:
Desde que el esclavo negro se
estableció físicamente en la isla, desde que pisó suelo caribeño, desde que lo
metieron en el primer calabozo español, desde que pudo dormir en un hamaca o
entre pajas arrinconas; comenzó a invocar a sus deidades o espíritus
protectores (vodus).
Cuando los colonizadores, con justificaciones
católicas para sus actos, notaron que los "salvajes" africanos estaban
adorando a sus dioses de origen, se alarmaron por el "atrasado paganismo"
de su religión politeísta y animista, que llegó informalmente con los esclavos.
La prohibieron. Imaginamos que hubo muchos conatos de resistencias, porque las
creencias, sabemos por los estudiosos de la compleja mente humana, siempre se
introducen en los más intrincados laberintos de la psiquis.
Desde luego que
los españoles impusieron sus creencias cristianas. Por lo menos, confiaron
haberlo hecho. Los negros africanos comenzaron a adorar, formalmente, al dios
de los cristianos, a sus arcángeles, a sus ángeles, santas, vírgenes y
querubines.
Sin embargo,
aunque fingían adorar, por la región de Villa Mella, a las deidades europeas,
en sus mentes quienes seguían fijas eran las africanas. Ellas estaban
entroncadas hasta en las cadenas de sus respectivos ADN. Desarraigarlos,
entonces, era imposible.
Por eso cuando
aseguraban aclamar a San Miguel, realmente a quien invocaban era a Belié Belcán
Toné. Cuando pedían la protección de San Santiago, ellos estaban buscando el
amparo del gran guerrero Ogún Balendyó. Cuando las negras solicitaban a La
Dolorosa que mitigara sus lágrimas, se estaban comunicando con Metresilí Dantó
Pié. Cuando pedían a San Carlos Borromeo que hiciera un milagro y curara sus
heridas, a quien realmente estaban reclamando ayuda era a Candelo Cedifé.
Cuando se requirió ayuda "divina" para dejar salir todo su erotismo
inventaron a Anaísa, aunque dijeron que era Santa Ana. Cuando necesitaron un
eco y hacerse invisible entre los árboles recurrieron a la Gunguna. Con esta
tuvieron que recurrir, para el sincretismo, a una sana inexistente: Santa
Martha la negra.
¡El sincretismo!
Ahí, en medio de
su dolor, en medio de la cultura negada, en el centro de la religión prohibida,
por sobre el bozal que pusieron a dos de las culturas que confluían en la isla,
bajo las miradas inquisidoras de los conquistadores españoles, nació el sincretismo mágico-religioso.
Tengo que
precisar que no fue una simple suplantación de identidades lo que se produjo.
No. Fue un estudio de correspondencias entre las deidades de las tres culturas
que estaban confluyendo en el Caribe.
Los africanos,
menos salvajes de lo que se creía, buscaron y encontraron las semejanzas de los
santos católicos con sus dioses tutelares. Ilustro con el ejemplo: cuando San
Miguel se tira del caballo a combatir a Satán (según el mito bíblico.),
comienza a cojear producto de una mala pisada, o herido por el demonio en el
combate. Pues, Belié Belcán cojea también porque es una deidad africana que
tiene los pies con forma de macho cabrio. Una especie de sátiro griego.
¿Asombrados?
Pero el sincretismo
mágico-religioso fue todavía mucho más que eso. La mezcla tuvo
elementos de doble vía. La historia mítica y mística cristiana era demasiada
atractiva y fantástica para ser desaprovecha por los africanos. Por eso
incorporaron a sus rituales y creencias mucho de la liturgia católica, lo que
hizo al sincretismo más rico y variado; aunque supusiera una
contaminación religiosa.
Las plegarias
católicas hoy son parte integral del gran ritual de Vudú criollo (o de la
"religiosidad popular" como prefiere llamarlo Dagoberto Tejada.),
que ha organizado toda una ritualidad para manipular entidades o misterios y
de la cual son responsables losServidores de misterios,
los Hunganes y las Mambosas.
Primera nota nominal:
Cuando una entidad, espíritu o
"misterio" del Vudú o Vodú es mujer se llama Metresa .
Cuando es hombre se llama Luá. Los términos Hungan y Mambó corresponden a
oficiantes avanzados dentro de la religiosidad popular. Son autoridades,
dignatarios o maestros de la ritualidad. Esta organización es mucho mejor en
Hatí que en el territorio dominicano, que apenas se da en un círculo cerrado y
celosamente guardado. Un Gran
Hungan es el Jefe de Jefes.
Casi siempre se trata de una gran personalidad del país cuyo desarrollo
espiritual le ha dado la Jerarquía Suprema.Gran Mambó es cuando esa Autoridad Suprema es mujer. Estos dos
títulos en nuestro país lo han ocupado personas de un alto nivel intelectual o
espiritual en lo que llaman el Vudú culto. Sus nombres son celosamente
guardados por quienes pertenecen al gran tinglado del Vudú. Solamente unos cuantos
iniciados los conocen y pueden hablar de ellos, aunque siempre en privado. Se
supone que sus nombramientos les llegan directamente del Jefe de la División Legbá: Papá Legbá Manosé, pero como tantas cosas dentro del Vudú... esto es
un misterio. Tanto que muchos buenos investigadores no han podido penetrar en
estas jerarquías. Debo precisar que investigadores de formación aseguran estas
jerarquías corresponden al vudú haitiano. Sin embargo, por un privilegio muy
especial, tengo constancia personal de ella. Creó fama en Santo Domingo la
llamada "Anita Mambó".
¿Y de los Taínos
qué?
Tampoco ahí
discriminaron los africanos. Muchas de la religiosidad taína ha sido
incorporada al Vudú que aquí se practica. Más aún: existe en el Vudú nuestro
toda una División India que requiere, por su gran
espiritualidad, de gente especial para invocarlos. En esta División ni los
luases y metresas más libertinos, cuando les permiten "indienarse",
pueden equivocarse con los miembros. Igual que nuestros taínos y su dios Yocahú
Bagua Maórocoti, la División India es sana, bondadosa y
pacífica; pero... que nadie provoque a sus integrantes.
Segunda nota nominal:
Los servidores de luases y
metresas nacen con los atributos especiales para serlos. Cuando comienzan a
presentar los "síntomas" es porque las entidades o misterios "tocan" en sus cerebros. Pero esos cerebros estánlobos, porque aún no ha recibido el "bautismo de misterios".
Éste es todo un ceremonial vistoso y complejo: Luego de la persona ser
entrenada durante años para poder recibir a los misterios, un día invocan luases y metresas de todas las Divisiones. Cientos de
entidades pasan por el cerebro que está siendo bautizado; empero, solamente una
de éstas se quedará como regente o padrino de ese servidor o servidora de misterios.
Ese caballo de misterio (La entidad es quien lo monta.) podrá ser poseído por diferentes
entidades; pero su bayí (templo o altar de Vudú.) está dedicado,
especialmente, a la entidad protectora del servidor. Todos los servidores
tienen un especie de asistente (La-Plaza) que está encargado de darle
los primeros "jalones" a los misterios y
proporcionar al servidor ayuda durante la invocación y la posesión.
¿21
Divisiones? ¿Qué es eso?
El Vudú Dominicano está organizado
de manera similar a un gran Estado o Nación. Las famosas 21 Divisiones son
precisamente organizaciones o "reinos" de la Nación Vudú.
Servirle es una gran compromiso de oficiantes experimentados.
Algunos investigadores e iniciados
creen que son 21 Divisiones porque del África llegan gente,
supuestamente, de 21 territorios (o potencias.) diferentes. Aunque
resulta atractivo el dato, no hay comprobaciones irrefutables de él. Además,
por los menos dos de las 21 Divisiones no llegaron del
continente africano: la División India y la División
Petró.
Tercera nota nominal:
Aunque los luases y metresas pueden entrar o
montarse en sus servidores cuando plazcan, generalmente se hace un pacto con
ellos para que sólo intervengan el cuerpo del médium cuando sean invocados.
Igual se ha pactado para que la entidad respete la moral y educación particular
de los servidores de misterios. Así se evita (Ilustro con el ejemplo.) que una Anaísa
Dantó Pié (En su punto Radá, que es su punto más cercano a Afrodita.) haga que
un servidor (mujer u hombre) realice acciones que dicho servidor no pueda o
quiera hacer. Por este privilegio las entidades han quitado a sus servidores el
poder recordar lo que ha pasado una vez concluido el poseso. El misterio puede, por disímiles causas, anular lo pactado para siempre o
temporalmente.
Divisiones más
conocidas. Jefes y Características
1- División Legbá:
Son los ancianos
del panteón Vudú, como el consejo de Areópago griego o como los ancianos yorubas,
que obligaban a sus gobernantes a suicidarse para darle oportunidad al sucesor.
Su Jefe es Papá
Legbá Manosé, se sincretiza en San Antonio Abad (Algunos creen que es en San
Pedro). Ellos actúan como regente o guardianes de todo el Panteón. Sus mandatos
son absolutos e inapelables. La tradición cuenta que cuando Bon Dié se cansó
(El Dios cristiano descansó el séptimo día.) le entregó el mundo a Papá Legbá
para que lo rigiera hasta que él regresara algún día. Papá Legbá, entonces,
llamó a Ogún Balendyó (herrero de ocupación.) para que este organizara el
ejercito del Vudú. Pertenecen a esta División; entre otros; Legbá Atibón, Legbá
Carfú (San Antonio el Ermitaño.), Macuté y Gramisí.
2-
División del Fuego:
El Jefe es Ogún
Balendyó. Militar austero. Funciona como especie de Ministro de las Fuerzas
Armadas. Le dicen el Cónsul, porque supuestamente ayuda a conseguir visas.
Cuando es llamado a consultar por los Legbás debe abandonar su lanza y
pertrechos militares e ir donde ellos despojado de mandos bélicos. Algo similar
a lo que hacían los imperatoresromanos cuando re-cruzaban el
Rubicón para ponerse a disposición del Congreso. Ogún viste de azul, fuma, bebe
y monta un caballo blanco. Se sincretiza en San Santiago Apóstol. Se tiende a
decir que esta es la División Ogún. No existe tal. Lo que ocurre es que en esta
División hay varios ogunes: Ogún Badagrí (San Jorge.), Ogún Batalá, Ogún
Fegallo, Ogún Negué (San Martín.), Ogún Panamá (San Wenceslao.) y Ogún Ansú. Pero
también hay miles de entidades allí que no son ogunes.
3- División Radá, División del Aire o Blanca:
El Jefe es Pié
Pier Basicó, se sincretiza en San Pedro. A ella pertenecen Belié Belcán Toné
(Se sincretiza en San Miguel. Esposo de Anaísa. Viste de verde con rojo),
Anaísa (Se sincretiza en Santa Ana o en Santa Luisa, algunos dicen que en María
Magdalena. Es puro erotismo y viste de amarillo. Se asegura que es amante
clandestina de Candelo.), Candelo Cedifé (Se sincretiza en San Carlos Borromeo.
Dueño de los bares y las peleas de gallos. Viste completamente de rojo. Buen
curandero. Hay toda una confradía de Candelos.), Metresilí Dantó
Pié (La gran dama de vudú. No bebe alcohol, protege el matrimonio, es esposa de
Ogún Balendyó. Viste de blanco y rosado. Se sincretiza en La Dolorosa.),
Damballah (San Patricio.), Cusen Bacá, Asaá, Linglesú; entre otros.
4- División
India.
El Jefe es Samaó
o Gamaó. Es una División, como escribimos antes, sumamente espiritual. No
ingieren alcohol. Básicamente toman agua de coco. En todos los altares o Bayí organizado
hay una tina dedicada a los Indios. Ellos, desde que suben a cabeza del
servidor o servidora, se bañan en esa tina y hablan una jerga que realmente se
parece mucho a lo que conocemos del idioma taíno. Muchos piensan que cuando
Anaísa sube a cabeza de manera espiritual lo hace dentro de un mal llamado Punto
madre. No existe tal. Ella lo hace dentro de la División India, en la cual
hasta a esa Afrodita caribeña le exigen pudor. Integran esta División: Agalla
Dulce, Tinyó Alaué (San Rafael.), Caonabo, Cayacoa, Enriquillo, Guaroa, Mencia,
Hacuaí Dantó, Tamayo, Carmelina Dansolei; entre otros.
5- División Guedé:
El Jefe es el
Barón Samedí. Se sincretiza en San Elías del Monte Carmelo. Esta es la División
de los "muertos". Su recinto o palacio esta situado en la
primera tumba del primer muerto de los cementerios. Los guedeses están dentro
de la barriga del Barón y sólo salen de allí cuando son invocados. Los guedeses
son procaces, pendencieros, jugadores, comen picantes, beben mucha ginebra,
visten de negro y se pintan las caras con cenizas. Ellos aseguran que los
blancos (Los radases) viven prometiendo cosas para que ellos (Los guedeses) las
consigan. Si la primera tumba de un cementerio corresponde a una mujer entonces
en ese camposanto rige Madame Brigitte, la esposa del Barón. Pertenecen a esta
División: Limbó (San Expedito), Barón Sandí (San Gerardo.), Lacuá, Carfú,
Zumbí, Gedelía, Lacuá, Luis Guedé; entre otros.
6- División Petró:
El Jefe divisional es Gran Buá
Yilet. Viste de marrón y se sincretiza en San Cristóbal. Esta División es
puramente dominicana. No existe algo parecido o equivalente en el panteón del
Vudú Haitiano. Esta División está muy asociada a los ritos de sangre. No es de
extrañar que cuando un luá Petró está en cabeza tome sangre de pollo u otro
animal. Hasta la sangre del propio servidor es tomada por el luá
frecuentemente. Para ello cortan la piel de los antebrazos con una navaja de
afeitar o comen vidrio. Los petroses acostumbran a realizar fiestas
ceremoniales entre las selvas tupidas. Dentro del ritual realizado se incluye
el cavar un gran hoyo en la tierra donde varios servidores poseídos por
entidades se entierran durante varios días. Generalmente estas fiestas tienen
mucho de salvaje. A pocos servidores les agrada, por la violencia ejercida,
subir a a cabeza a un misterio Petró. Esta División se inició en Barahona con
un renegado sacerdote colonial que llegó a ser Hungan de Vudú. Acostumbraba a
efectuar un rito en el cual se danzaba hasta el cansancio y se bebía alcohol
profusamente ligándolo con pólvora. Cuando los participantes ingerían aquella
mezcla, se cuenta, botaban sangre por los poros y luego las tomaban para no
perderla. El Petró más famoso es el Gran Toró (Se sincretiza en el Jesús
de la Buena Esperanza). También forman parte de los petroses: Jean Fegó Pié (Se
sincretiza en Ponce de León), Criminal y Tiyán Petró. Todos estos sólo pueden
ser invocados dentro un ritual complejo y cautivante.
Cuarta nota nominal:
Los misterios son invocados mediante un ritual en
el cual primero se pide la autorización de Bon Dié, de los Legbás y finalmente
de las 21 Divisiones. Para todo esto se usa el llamado Jarro Divisional. Se trata de un recipiente (preferiblemente de
cristal) con agua dentro, 21 cintas de múltiples colores en el asa y una vela
encendida sobre ellas. El médium debe tocar madera con el puño, luego con el
jarro y dejar caer un poco de agua al mismo tiempo que gira sobre si mismo.
Igual hará con una campanilla. Se supone, a menos que este ocupado o molesto,
que el luá o la metresa deben corresponder a este ritualístico llamado. El uso
de los fulás (pañuelos con los colores exclusivos del luá o la
metresa.) es imprescindible.
Otras Divisiones.
7- División Locó: El Jefe es Locó Sinaya, que se
sincretiza en San Francisco de Asís. Viven en
los árboles.
8- División Simbí: El Jefe es Simbí Andersón. Se
sincretiza en San Andrés
9- División Congó o Congo: El Jefe es Gamodí. No se
sincretiza.
10- División Guiné: El Jefe es Aguiné Pier. No se sincretiza.
11- División Ñiñigó o Ninigó: El Jefe es Ramón Sandó. No se sincretiza.
12- División Caé: El Jefe es Caé Samá. No se sincretiza.
13- División Danguelé: El Jefe es Danguélé Quinamá. Se sincretiza en San
Eustaquio.
14- División Shuqué: Shuqué Alangué. No se sincretiza.
15- División Marasá o de los Gemelos: El Jefe es Radisá Lamé. Los hermanos Marasá se
sincretizan en los santos Cosme y Damián.
16- División Piué: El Jefe es Lambá. No se sincretiza.
17- División Difemayó: El Jefe es Gamó. No se sincretiza.
18- División Petifoné: El Jefe es Sigó. No se sincretiza.
19- División Locamí: El Jefe es León Nicomé. No se sincretiza.
20- División Sombí: El Jefe es Pier Tiyán. No se sincretiza.
21- División Nagó: El Jefe es Olisá Bayí. Se sincretiza en San Enrique.