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José Luís Méndez La Fuente
José Luís Méndez La Fuente

El Gran Dictador

Por José Luis Méndez La Fuente
lunes 17 de febrero de 2014, 15:57h
El 15 de octubre de 1940, se estrenó en Nueva York la primera película sonora del famoso actor británico Charles Chaplin, hasta ese momento el único cineasta en Hollywood que seguía realizando películas mudas, cuando el sonido tenía ya rato en el cine.

El gran dictador (The Great Dictator ) fue su película, no muda, de mayor éxito, obteniendo el premio a mejor actor del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y siendo nominada a cinco premios Oscar ese mismo año de 1940, aunque al final no ganó ninguno.

Prohibido en muchos países durante años, el film que en España, por ejemplo, no pudo ser visto sino hasta el año 1976, a la muerte de Franco, fue galardonado igualmente en 1961 (Premio Kinema Junpo) y en 1976 (Premio Jussi). La película es una dura e inteligente sátira contra el nazismo, el fascismo, el antisemitismo y las dictaduras en general.

En ella, Chaplin define a los nazis como "hombres-máquinas, con cerebros y corazones de máquinas". Allí, Chaplin interpreta dos papeles, el del dictador Adenoid Hynkel, parodiando a Adolf Hitler, y el de un barbero judío, personaje que según los entendidos en esta materia, tiene muchas similitudes con el famoso y conocido Charlot.

Este barbero judío que combatió con el ejército de Tomania (Alemanía) en la primera guerra mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda nada de su vida pasada, y desconociendo igualmente la situación política actual del país donde Adenoid Hynkel (Hitler) un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de la situación de crisis que vive el país.

Hynkel y sus colaboradores pretenden conquistar el mundo para lo cual han empezado a preparar una ofensiva militar. En el desarrollo de la trama el barbero es enviado a un campo de concentración del que logra escapar después de muchas peripecias, vestido con un uniforme del ejecito de Tomania; pero debido a su gran parecido con Hynkel, los guardias fronterizos que lo detienen, lo confunden con él, mientras que Hynkel es detenido por error, al creer que es el barbero, por sus propias tropas.

Así, el barbero, bajo la identidad de Hynkel, es conducido a la capital de Osterlich (Austria) para dar un discurso sobre el inicio de la conquista del mundo, la anulación de la libertad de expresión y el sometimiento de los judío Contrariamente a lo que se esperaba, el barbero pronuncia un discurso conmovedor, que contradice al de cualquier dictador, en contra de las políticas antisemitas de Hynkel, declarando que Tomania y Osterlich se convertirán en naciones libres y democráticas y haciendo un llamado a la humanidad para acabar con las dictaduras.

He aquí un resumen de lo que dijo: "Lo siento. Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible. Judíos o gentiles, blancos o negros. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados.

No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos.....El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio...Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes.

A los que puedan oírme, les digo: no desesperéis.

La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano...El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá.

Soldados: no os entreguéis a ésos que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir....Soldados, no luchéis por la esclavitud, sino por la libertad...En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres trabajo y dé a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.

Con la promesa de esas cosas, las fieras alcanzaron el poder, pero mintieron. Nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. ..Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.

Luchemos por el mundo de la razón. Soldados: En nombre de la democracia, debemos unirnos todos."

POR José Luís Méndez La Fuente
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