Ayudada por su nodriza Hipólita, Mirra hizo creer a Ciniras que había una hermosa doncella enamorada de él y que lo esperaría una noche en su dormitorio.
Por supuesto que el rey fue a la habitación de la supuesta doncella y sostuvo relaciones sexuales con ella durante doce noches; pero siempre en la penumbra. Sin embargo, una noche...
Ciniras (también llamado Tías) decidió ver el rostro de su amante... y al encender un candil descubrió que se trataba de Mirra, su propia hija. Dispuso que fuese ejecutada inmediatamente. Pero Mirra logró escapar. Durante largos años deambuló angustiada y arrepentida por las tierras orientales. Una noche consiguió que Zeus la perdonase; aunque fue convertida como penitencia final en el aromático árbol que produce la perfumada materia que todos conocemos: el incienso de mirra.
Pincha el siguiente link y olerás completamente el incienso de mirra: http://lapasioncultural.blogspot.com/2012/12/el-incienso-de-mirra-que-chisme-tan.html