El videoclip "Chúpamela", grabado en una escuela dominicana, ha generado críticas por su contenido sexual. El Ministerio de Educación investiga el uso indebido de las instalaciones. La polémica reabre el debate sobre la responsabilidad social en el entretenimiento y la protección de los valores educativos.
Santo Domingo.– La difusión del videoclip “Chúpamela”, grabado dentro de la Escuela Liliam Portalatín Sosa, en Invivienda, ha generado una ola de críticas y reacciones en la opinión pública dominicana. El material, protagonizado por las exponentes urbanas Shuupamela y Menor Queen, muestra imágenes de carácter sexual en un aula escolar, lo que muchos consideran una burla al sistema educativo y a los valores de la niñez.
El hecho se volvió viral en redes sociales, desatando indignación. En el material se observa cómo las artistas, vestidas con uniformes alusivos a estudiantes, realizan gestos y coreografías cargadas de vulgaridad.
Reacción oficial
El Ministerio de Educación confirmó que el video fue grabado en la escuela pública el pasado 7 de septiembre, alrededor de las 2:00 p. m. “Se trató de un uso indebido de las instalaciones escolares. Hemos dispuesto suspensiones preventivas y una investigación para determinar responsabilidades”, señaló el MINERD en un comunicado.
La Policía Nacional, a través de su vocero Diego Pesqueira, informó que las artistas “entraron al plantel alegando que tenían autorización para realizar una actividad, pero luego se cambiaron de vestimenta y filmaron el material inapropiado”.
Opiniones encontradas
En redes sociales, la condena ha sido casi unánime. Padres, docentes y líderes de opinión han cuestionado que se permitan estos excesos en espacios que deben garantizar protección y formación. “Esto es una burla a nuestros hijos, a la escuela y al país”, opinó una madre indignada en un video compartido en X.
La propia Shuupamela se defendió en un comunicado: “Yo fui contratada para este trabajo, me informaron que era una escuela abandonada. Pido disculpas si hubo malentendidos y estoy dispuesta a colaborar con la investigación”.
Intervención política
La diputada Selinée Méndez también se refirió al caso. A través de sus redes, consideró necesario regular con mayor rigor el uso de espacios educativos y establecer sanciones ejemplares: “No podemos permitir que las aulas, destinadas a la formación en valores, se conviertan en escenarios de irrespeto y vulgaridad. Urge una legislación clara para estos casos”.
No es la primera vez
El caso ha reabierto la memoria colectiva. En 2018, la hoy internacionalmente conocida Tokischa fue protagonista de la polémica con el tema “Desacato Estudiantil”, un video musical que mostraba jóvenes en uniformes escolares en contextos sexuales. En esa ocasión, el Ministerio de Educación rechazó el material, aunque no se comprobó grabación en una escuela real.
“Desacato Estudiantil” fue para Tokischa una carta de presentación en la escena urbana, pero también un precedente del debate sobre los límites entre arte, irreverencia y responsabilidad social.
Estos episodios reflejan la tensión entre la industria del entretenimiento urbano y la responsabilidad hacia la niñez. La viralidad de estos materiales evidencia no solo la rapidez con que circulan, sino también la necesidad de reforzar controles y regulaciones. En palabras de un educador consultado: “La escuela es un espacio sagrado para la sociedad. Si dejamos que se trivialice con fines comerciales o virales, estamos normalizando un mensaje equivocado para nuestros jóvenes”.
La reflexión queda abierta: ¿hasta qué punto se puede confundir provocación artística con degradación social? Y sobre todo, ¿cómo garantizar que las aulas, que deberían inspirar conocimiento y respeto, no se conviertan en escenarios de este tipo?.lc