No hay plazo que no se cumpla. Por allá por 2003, hace veinte años, cuando Centroamérica y Estados Unidos negociaban un tratado de libre comercio, al que luego se adhirió República Dominicana, razón para que pasara a conocerse como DR-CAFTA, por sus siglas en inglés, celebrábamos la capacidad de nuestros negociadores y las oportunidades que aquello representaría para nuestro país.