El nuevo presidente de Panamá, José Raúl Mulino, prometió para el quinquenio 2024-2029, austeridad del gasto, más obras públicas y la atracción de inversiones, así como recuperar la reputación del país en los mercados y la comunidad internacional.
Panamá.- En un discurso de casi una hora Mulino, de 65 años, recalcó que recibe un país con una deuda de 50.000 millones de dólares, casi “duplicada” por el Gobierno anterior de Laurentino Cortizo (2019-2024), y una situación fiscal que hizo perder parcialmente al país el grado de inversión.
“Haremos buen uso del dinero, replanteando prioridades. Por ejemplo, se lo quitaremos a la politiquería y al clientelismo y lo pondremos en el lugar donde siempre debió estar: la familia panameña. Así verán cómo, con ese cambio de prioridades y un buen esquema financiero, lograremos hacer las obras anunciadas”, como un moderno tren que atravesará casi todo el país, dijo Mulino.
El nuevo presidente habló de la puesta en marcha pronto de un plan de primer empleo para los jóvenes y un programa nacional de reconstrucción vial, y de sus planes de construir viviendas de interés social e impulsar el turismo.
Lucha contra la corrupción
Mulino aseguró que se acabó la “fiesta” con el dinero público y que no habrá “complicidad o silencio con delitos que puedan haberse cometido” contra la Administración pública, aunque rechazó que su Gobierno vaya a perseguir a nadie por razones políticas como, dijo, ocurrió en el pasado.
“Se acabó la impunidad de unos pocos con los recursos de todos los panameños”, dijo el presidente.
Expresó su seguridad de que “la comunidad financiera internacional confiará en esta nueva proyección, abierta, responsable y transparente” para sacar adelante a Panamá, y envió a los mercados el mensaje de que el país honrará sus “compromisos asumidos de manera cabal”.
Acuerdo con EE.UU. para la repatriación de migrantes
El nuevo canciller de Panamá, Javier Martínez-Acha, firmó con el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, un acuerdo de cooperación para “cerrar el paso de migrantes” irregulares por la selva del Darién, en el cual Washington “se compromete a cubrir el gasto de la repatriación” de esta población en movilidad, según informó un comunicado oficial.
“Panamá no será más un país de tránsito para los ilegales”, dijo Mulino durante su discurso de asunción, agregando que a las fuerzas de seguridad panameñas les corresponde aplicar la ley “con estricto respeto a los derechos humanos y apego a la defensa de los intereses” del país.
El nuevo presidente de Panamá se impuso en los comicios generales del pasado 5 de mayo con el 34,23 % de los votos, tras una campaña accidentada en la que comenzó como aspirante a vicepresidente de la fórmula del exmandatario Ricardo Martinelli (2009-2014), pero pasó a ocupar su lugar ‘in extremis’ tras la inhabilitación del exgobernante después de ser condenado a más de diez años de prisión por corrupción y asilarse en la Embajada de Nicaragua en Panamá.
La investidura
A Mulino le fue impuesta la banda presidencial por la nueva presidenta de la Asamblea Nacional (AN), la diputada Dana Castañeda, su correligionaria en el nuevo partido Realzando Metas (RM), en un evento celebrado en el Centro de Convenciones Atlapa que comenzó con retraso.
El nuevo presidente asumió el cargo ante una audiencia que incluyó al rey de España, Felipe VI, y los presidentes Gustavo Petro, de Colombia; Rodrigo Chaves, de Costa Rica; Xiomara Castro, de Honduras, y Luis Abinader, de República Dominicana, entre otros.
“Juro a Dios y a la Patria” cumplir y hacer cumplir la ley y la Constitución, fue el juramento que hizo Mulino, flanqueado por su esposa y primera dama, Maricel Cohen de Mulino, momentos antes de recibir, visiblemente emocionado, la banda presidencial.
Antes de tomar posesión, Mulino tuvo un encuentro con Felipe VI, en el que ambos coincidieron en la necesidad de “profundizar acuerdos de cooperación y fortalecer los lazos culturales” entre ambos países.