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Alejandro "Chichí " Reyes expone "Oda a la vida "en la Ciudad Luz

Por Rosalinda Alfau Ascuasiati
domingo 14 de diciembre de 2014, 01:25h

Rosalinda Alfau Ascuasiati presenta al pintor Chichi Reyes y el trabajo de Patrick Landry, crítico francés, que analizó la obra de Reyes en ocasión de la exposición del artista dominicano la pasada semana en la galería Roy Sfeir de París.

  • Obra de Chichí Reyes

    Obra de Chichí Reyes
    Fuente externa

  • Inés Tolentino y Chichí Reyes, dos artistas plásticos

    Inés Tolentino y Chichí Reyes, dos artistas plásticos
    Fuente externa

  • Obra de Chichí Reyes

    Obra de Chichí Reyes
    Fuente externa

París.-El pintor Rafael Alejandro Reyes Díaz, "Chichi Reyes", nacido el 26 de febrero de 1973 en Santo Domingo, residente en la actualidad en París, expuso, junto a la escultora Nisa Chevenement, en la Galería Roy Sfeir de la Ciudad Luz.
Este artista plástico dominicano, ingresó en la Escuela de Altos de Chavón y logra su primera exhibición individual en la galería Art Nouveau, hoy desaparecida. Ya graduado, rompe con lo figurativo y se introduce en un afán creativo abstraccionista con lo que inicia su carrera independiente.
Reyes asiste en el 2003, como único invitado extranjero a La Habana a participar en homenaje a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona Católica de Cuba. En residencia posterior en Los Países Bajos, expone en el Parlamento Europeo, en la organización África-Caribe-Pacifico y en la Galería Amalgama. Regresa nuevamente invitado a La Habana en el 2005 para la muestra en homenaje a Frida Kahlo y Diego Rivera y, de regreso a Santo Domingo, se destaca en la primera feria de arte FIART como el artista más vendido.
Pasa entonces a formar parte de los artistas seleccionados en la X Bienal de Arte de La Habana. La obra de Alejandro Reyes ha venido ganando presencia en el mercado del arte y en los círculos de crítica en tanto expone en forma individual y colectiva en diferentes países como Luxemburgo, Bélgica, Dinamarca y Francia.

Texto crítico de Patrick Landry acerca de la obra de Chichi Reyes

Al ver la obra de Chichi Reyes al primer instante nos damos cuenta que sale una energía especial. Es un pintor caribeño como muchos colores vibrantes y una profusión de trazos, algo que es muy dominicano. El primer contacto es muy fuerte y deja en la mente del espectador vibraciones emocionales impactantes.

Su producción se divide en dos grandes familias. La figuración del lugar de la escena, es decir una representación más o menos realista; ambiental, del lugar, por una parte y por otra parte una no-figuración del lugar voluntaria para promover otra dimensión a la obra que no sea la de la perspectiva ambiental.

La perspectiva ambiental o la presencia del lugar

La obra Reyes es un análisis crítico de la sociedad, que tiene algo que ver con una cierta distancia tomada frente a esa misma sociedad, ya que él no pinta como si fuera un realismo social. Por tanto, no puede ser una obra contemplativa, sino una obra pertinente como la de Vela Zanetti. Los cuadros de estos dos pintores tienen una visión amplia y compleja de la escena pintada. En fotografía es lo que se llama efecto "grand angle". Todo es tomado en cuenta con una aparente igualdad de tratamiento.

Por ejemplo, los temas del bar, del baile, de las bandas musicales de Reyes, escenas populares de la vida cotidiana dominicana, al igual que los pericos ripiaos de Zanetti son escenas que nos muestran mas que una realidad. Son escenas de vida a través del prisma del ojo crítico del artista. El ve, no solamente la escena en su en su totalidad, sino también muchos detalles muy vivos y útiles que dan a la obra una verdadera dimensión artística. La mirada pertinente y justa puede llevar un momento banal y repetitivo en algo único.

Referencia a Dix

Por la elección del tipo de tratamiento, hay algo crudo en su obra que nos hacen pensar en el pintor alemán Otto Dix. El también tenía una visión muy crítica y analítica del mundo que lo rodeaba. Las siluetas con una especial forma de cabeza, especies de muñecas que navegan entre el diurno y el nocturno. La exageración de la forma a través del trazo es un elemento que se encuentra en la obra del pintor alemán y también en la suya. Los dos artistas logran llamar, más que la atención, provocar una reflexión sobre cada protagonista que se encuentra en el lienzo. La disposición de los protagonistas juega un papel importante aquí.

Cuando no hay o la no-referencia al lugar

En este caso, la composición del cuadro responde a preocupaciones diferentes para encontrar soluciones plásticas originales. En el centro de la composición siempre hay algo, una agitación casi cósmica, elementos que pueden ser personas u objetos tomados en un movimiento donde la energía nace en un lugar fuera del lienzo. Su obra adquiere una dimensión metafísica. El filósofo Bachelard ha tratado el tema del espacio por su dimensión poética y metafísica.

El fondo juega un papel secundario en el sentido que deja expresarse la multitud de personajes que pueblan sus cuadros. El fondo existe por la bi-dimensionalidad de la técnica. Al mismo tiempo, está muy presente, es una especie de escena cósmica. El pintor nos deja libre de pensar una u otra interpretación para que la imaginación pueda trabajar.

Existe un espacio entre el fondo y el plano donde interactúan los personajes. Este espacio es una especie de capas de aire que permite a las figuras flotar o tener movimientos como si hubiera ingravidez. Se siente más todavía por el uso de la transparencia dentro la misma forma que sea una silueta o un objeto. Entonces, las siluetas y todos los otros elementos ocupando los diferentes planos del cuadro no están pegados al fondo, están en movimiento totalmente libre. Es una sensación muy agradable poder sentir una libertad tan grande. La forma, es decir el trazo, hasta la mancha de color se transforman en algo nuevo. Ellas pierden su materialidad para que él pueda darles la esencia artística. Esta sensación se ve sobre todo en los cuadros que representan las bandas musicales.

Las figuras de perfil

La ausencia de arruga y la estandarización del perfil permiten que las personas guarden un cierto anonimato. Puede ser yo, mi hermano, mi vecino todo el mundo y sobre todo nadie al mismo tiempo. Todo el mundo se reconoce, sin por lo tanto aceptar de manera consciente que son ellos que están pintados. Este "nadie" le conviene al pintor para tener la visión mas amplia posible de la sociedad. El perfil dibuja la silueta pero no es que tapa la mirada sino que la se desvía. La mirada, que normalmente juega con las miradas de las personas involucradas en la obra, no lo puede hacer. Entonces, se cree un fenómeno de ver sin ser visto por el otro. El espectador se convierte en un actor aparentemente externo de la obra. Es como si fuera un mirón.

El rol del espectador es algo que en la historia del Arte ha desarrollado a lo largo de los siglos y sigue desarrollándose tanto desde el punto de vista del artista como del crítico. No es que el pintor pinta para la gente, pero él tiene frecuentemente en mente el impacto que puede o debe procurar la obra sobre los visitantes. Hablando de los personajes o mejor dicho siluetas, la obra de Chichi Reyes, por tener como "leit-motiv" el uso del perfil, no tiene una confrontación directa con el espectador sino que estos perfiles, los trazos y sobre todo la disposición de los colores captan la mirada. Frente a la obra, estoy curioso por saber lo que está pasando dentro de la escena, sobre todo que es una obra que parece en constante proceso de creación. Hay mucha energía e intensidad que salen del lienzo proviniendo de una paleta viva.

Los colores

Los colores elegidos son muy vivos con tonos que permiten tener un conjunto en movimiento perpetuo para que el espectador se sienta acogido sin poder escaparse de la obra. Los temas desarrollados no pueden tener colores en media tinta sino una entrega total del color para que la obra adquiera una dimensión casi musical. Los colores ayudan a construir una perspectiva musical, que por una gran parte esta construida en base a la gama colorida. Los colores no son numerosos, pero se repiten en forma de eco en una misma obra para que el espectador tenga un conjunto armónico que casi se oye visualmente. Las repeticiones de algunos colores, las vibraciones de otros por su posición y su rol en el cuadro son tantos elementos que llevan la obra en el campo musical.

La separación de estos colores es un elemento que nos prueba la necesidad de separarlos cada uno del otro para evitar choques que podrían ser demasiado fuertes. El recurre a la separación de cada tono utilizando el trazo negro, cuando es necesario, para evitar la saturación tonal. Al igual que el director de orquesta, el pintor debe lograr el sutil y casi mágico equilibrio colorido algo que ni se toca ni se ve, pero que no puede faltar en una obra. No es su presencia que se nota sino su ausencia.

El artista siempre juega con el equilibrio que nace entre la fragilidad de la composición y la toma de riesgos. No puede ser de otra forma. Este equilibrio es un componente esencial de una obra. Se expresa a través de las sensaciones y de los sentidos, pero el artista le pone el velo de un cierto pudor para que quede siempre algo misterioso y enigmático como son las figuras que pueblan la obra de Chichi Reyes.

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