A propósito de la Ivermectina

La avermectina es un compuesto de origen natural producto de la fermentación de una bacteria de suelo, la Streptomyces avermetilis (1). Fue descubierta a finales de los años 60, durante investigaciones en torno al control de parásitos intestinales que afectaban al ganado, resultando efectiva contra lombrices en general. Los dos científicos que participaron en su descubrimiento, fueron galardonados con el premio nobel de medicina y fisiología 2015: el irlandés William C. Campbell y el japonés Satoshi Omura.

La avermectina es en realidad una serie de 16 componentes por lo que se le suele conocer como las avermectinas. Estas fueron agrupadas en 8 pares homólogos que fueron combinados en diferentes proporciones para estudiar sus diferentes efectos. Es así como se produce la ivermectina, antiparasitario de amplio espectro con un modo de acción único, producido a partir de la combinación de la avermectina B1a con la avermectina B1b en proporción 80:20. Otros derivados de la avermectina son la selamectina y doramectina de uso animal y la emamectina y la abamectina, de uso en agricultura contra insectos y ácaros.

La ivermectina comenzó a utilizarse en animales domésticos en 1981, estableciéndose como uno de los medicamentos veterinarios más efectivos contra parásitos externos e internos en el mundo, generalizándose su uso en equinos, bovinos, caprinos, ovinos, suinos (cerdos y pecaríes), caninos y felinos.

La utilización de la ivermectina en humanos, fue aprobada en 1987. Su efectividad contra los nemátodos que producen la oncocercosis o ceguera de los ríos (Onchocerca volvulus) y las filarias que ocasionan la filariasis linfática o elefantiasis trasmitida por mosquitos, ha disminuido considerablemente la incidencia de estas enfermedades en Asia y África, donde se presentan entre la población de los barrios pobres. Así mismo, se ha establecido como una eficaz alternativa para campañas masivas para el control de endoparásitos y ectoparásitos en el hombre. Incluso se está utilizando en el control de la malaria pues no solo es letal para el plasmodio que la provoca, sino también para el mosquito que lo trasmite.

La capacidad letal de la ivermectina contra nematodos, insectos y ácaros, radica en que bloquea la transmisión eléctrica de las células y los nervios del parásito, paralizando el sistema neuromuscular de éste, el cual muere por necesidad al no poder moverse, ni siquiera para comer. El mecanismo de acción se activa a nivel de la pared celular distorsionando los procesos de intercambio iónico. En animales de sangre caliente (incluido el hombre), la ivermectina recorre el cuerpo y sale sin causar daño al organismo; su vida media es de unas 12 horas, siendo eliminada a través de las heces y la orina. En el curso de ese trayecto, ya sea ecto o endoparásito que encuentre a su paso, sufrirá las consecuencias de su efecto.

El potencial antiviral de la ivermectina venía siendo estudiado en VIH, chicungunya y fiebre amarilla; ahora le ha tocado al COVID 19.

Los virus no son seres vivos, son agentes infecciosos cuya razón de existir es solo perpetuarse a través de un ser vivo que lo acoja y del cual valerse para reproducirse. La invasión es a través de la membrana celular del afectado; ya dentro, el virus obliga a la célula invadida a producir más virus idénticos a él y que a su vez hospedarán otras células y harán lo mismo.

A pesar de las muchas voces que la cuestionan, los testimonios de pacientes y de sus médicos, confirman por doquier la efectividad de la ivermectina contra el virus SARS-CoV-2, causante de la Covid 19.

Se tiene la certeza de cómo interviene la ivermectina en el control de los virus.

En el caso de gusanos y artrópodos, la ivermectina actúa directamente sobre la membrana celular del parásito, distorsionando su normal funcionamiento causándole parálisis y muerte. En el escenario de la covid, la ivermectina opera en la membrana celular del infectado, de forma tal que evita la penetración del virus, bloqueando su diseminación; el virus al no poder penetrar una célula que lo hospede, muere. La ivermectina elimina al virus indirectamente. Es por esto que hasta ahora, se considera opción para controlar la Covid 19 hacia el principio de la infestación.

También se ha demostrado In Vitro, que la ivermectina tiene efecto inhibitorio en el ingreso al núcleo y en la replicación viral de los virus VIH-1, DENV2 y otros flavovirus. Así mismo, se ha comprobado que, en ratones, la ivermectina suprime la hipersecreción de moco en las vías respiratorias por lo que se entiende que ejerce efecto positivo sobre el tejido pulmonar.