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Embargados  en la melancolía.
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Embargados en la melancolía. (Foto: Composición Alfonso M. Becker)

Embargados en la melancolía...

Por Alfonso M. Becker
lunes 28 de septiembre de 2020, 13:53h
«Transitamos por los senderos del desasosiego, abrumados por el grave y terrible peso del triste espectáculo de la violencia programada; y de la destrucción social puesta en marcha por la peor ralea de propagandistas que se ha infiltrado nunca en los centros de poder político, y hasta en las escuelas y universidades».

La libertad de prensa ya no existe, y el periodismo ha desaparecido para dejar paso a imponentes aparatos de propaganda destinados a silenciar a los contrincantes políticos, vituperar a los enemigos, y asesinar a todos los oponentes si hace falta...

Como todo lo que es estrictamente evanescente desaparece, poco a poco, y todas la formas de existir y progresar que conocimos, se derrumba ante nuestros ojos. Ahora, ni si quiera imaginamos el futuro de nuestros hijos...

Sí… así es, se trata de la lucha sin cuartel por la conquista del poder; el espectáculo político que ofrece la élite, sin pudor, en la gran república estadounidense, por ejemplo, es contemplar a la peor escoria de criminales socialdemócratas quemando y destruyendo la patria americana.

En la oscura España de opereta, se está dando rienda suelta a los más peligrosos majaderos de la izquierda de “boutique”; el último grito en fantoches de medio pelo y coleta, que pretenden dinamitar la monarquía parlamentaria, el basamento que ha sido indispensable para que nuestro país haya funcionado los últimos 45 años como una democracia.

Todo ello, sin que los servicios de inteligencia como el C.N.I. hayan hecho absolutamente nada para recoger información sobre las peligrosas “actividades” criminales de nuestra peor morralla política, tanto en el extranjero como en este “reino español de lo imposible”…

Dicen los abuelos, que el que vive de esperanzas se expone a morir de hambre en medio de payasos manipuladores de pandemias; ciudadanos inmersos en la ruina económica, y rodeado del triste y doloroso sufrimiento de familiares y amigos.

Advierten con estoicismo, los más ancianos, que morir es una buena costumbre aunque ello signifique que nos perdamos, sin remedio, algunos capítulos importantes del cataclismo que se avecina.

Pero siempre es igual, al fin y al cabo todo se derrumba a los ojos de Dios, del Estado, y de los banqueros… Tres maravillosos milagros de la invención humana que copan todos los epílogos posibles de la historia del hombre.

Tres cadáveres en ciernes para una tragedia final soñada y orquestada por golfos embaucadores de una supuesta izquierda revolucionaria que solo existe en sus enfermizos cerebros bolivarianos.

Amenazan los cobardes con quemarlo todo, acabar con nuestras creencias y con nuestra forma de vida; avisando con vehemencia reducirlo todo a cenizas, fulminando a la familia y condenando a nuestros hijos a ser esclavos de sus aberrantes fantasías en los escenarios de caos que nos han prometido mediante el engaño, la sutil advertencia, y la amenaza.

Creen los muy cobardes que nos dan miedo y que nos dejaremos abatir sin plantarles cara… Grave equivocación la del macarra de pacotilla que medra entre los manipuladores del gobierno; ni siquiera percibe que está en el ojo del huracán y que será el primero en caer, arrastrado por el vendaval de la violencia y el odio que se desprende de sus mentiras...

Toda reflexión judeocristiana está condenada de antemano por esta basura humana que ha decidido incendiarlo todo bajo el influjo de yihadistas asesinos a los que han dado asilo.

Esta élite de mierda, completamente inútil ante la barbarie mahometana que asesina en Suecia, en Francia, en Alemania, y en casi todo el territorio europeo, insiste en exponer la basura ideológica que está destruyendo nuestra civilización.

Todos los crímenes aumentan en Europa, a diario, y nos envuelven en mil vacilaciones cuando hemos comprobado que los asesinos fueron aclamados desde Berlin por amanerados que dan asco con su «titulitis» de diseño exclusivo, ignorancia virulenta que alimenta el antisemitismo y el odio a los Estados Unidos: «Willkommen in der Europäischen Union, islamisten!»

He aquí la obra de una élite de Bruselas, ignorante, de cerebro abotargado, avara y corrompida que solo cuenta su dinero... Una élite podrida que juega a los experimentos sociales de mano de obra barata; y quiere dictar a los demás su exquisito pensamiento cum laude sobre migraciones imposibles...

«Semper Dowland, semper dolens». Como en las canciones de los músicos cortesanos que partieron desde Dublín para llorar las penas de los judíos y de los cristianos en Europa. Así es el lamento de los cristianos europeos cuando vemos que nuestro mundo es atacado a muerte y se desploma.

No son buenas personas los que vienen a intentar matarnos y a quemar todas las iglesias por los siglos de los siglos pasados. Son la «basura humana» con la que nos ha obsequiado Angela Merkel.

Alemania nos ha condenado al fracaso, a la infelicidad, a la pobreza espiritual y económica en Europa; y a la decepcionante corrupción política que unos payasos incultos han instaurado en Berlín y en Bruselas.

Cada día que pasa recordamos a los geniales laudistas, nuestra música medieval, nuestra danza que bailamos con tristeza y seriedad; lloramos mientras arden las catedrales y las sinagogas; mientras los asesinos mahometanos destruyen nuestros hogares y reescriben nuestra historia, a los ojos de frívolos hedonistas en universidades alemanas.

Están quemando Estados Unidos con el aplauso de la degenerada socialdemocracia; con el mismo fervor aplauden los socialistas europeos a la turba salvaje de migrantes moros y turcos que incendian la Unión Europea; asesinos del islam, ignorantes fanáticos, enloquecidos violadores, salvajes, indocumentados e inadaptados.

Es la pena y el abandono político lo que nos embarga. Observas a esa basura que se autodenomina “élite” que pretende gobernanza, y te preguntas de dónde diablos ha salido semejante muestra de incultos majaderos con doctorados y maestrías comprados en la periferia del saber, o copiados de otros, o incluso falsificados.

Amarga es la pena que nace de la vergüenza ajena. Triste país el que permite que unos cuantos degenerados con titulillos de mierda, campen a sus anchas destrozando todo lo que es sagrado.

Que tengan mucho cuidado… porque llegará el día del ajuste de cuentas y comenzarán a matar gente a mansalva; y -como siempre- correrá la sangre a raudales.

Escucha la música, idiota, degenerado por tu droga revolucionaria, eres incapaz de comprender que un abismo invoca otro abismo, y eso nos ha enseñado, a la gente cultivada, que debemos pelear a muerte para conservar intactos los principios eternos tutelares de las sociedades en las que vivimos.

Esta chusma que quiere corromperlo todo, no va a salir indemne si destruye a nuestras familias, nuestra forma de vida y nuestra historia, porque, entonces, el macarra de pacotilla y su familia correrá la misma suerte… Es la ley de la guerra...

Deberían aprender que es la pavana la que nos permite unos pasos de danza ancestrales para advertir con extrema gravedad, que transitamos por los oscuros y peligrosos acantilados del valle de la Muerte.

Los tristes senderos de la melancolía que solemos bailar, abrumados por el grave y terrible peso del espectáculo diario de la violencia programada: por este, por ese y por aquél… Todos se autodenominan “élite”; y te recuerdan que así debes llamarlos.

Es la destrucción social puesta en marcha por la peor ralea de propagandistas ideológicos que se ha infiltrado nunca en la Administración, en los centros de poder político, en la mala prensa partidaria, en las escuelas públicas de nuestros hijos pequeños; y en las universidades.

No vamos a callar, sabemos lo que pretenden, y no debemos dejarnos abatir por estos majaderos cobardes que amenazan con sus mariconadas bolivarianas, diseñadas para tontos del culo…

Somos más hombres, más varoniles y más capaces que ellos para hacer política, trazar proyectos de vida y acometer empresas revolucionarias en nombre de la libertad y de la democracia.

Incluso si todos fuésemos maricones, no nos ganarían en nada… Pero no lo somos… qué le vamos a hacer...

Y nuestras mujeres son mucho más mujeres, más inteligentes, más femeninas y más peligrosas, que las ralea de concubinas descerebradas, enloquecidas y perturbadas que ven machismo en los coches, en las farolas y en la tapadera del váter...
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