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Presidente Danilo Medina junto a Leonel Fernández
Presidente Danilo Medina junto a Leonel Fernández

La crisis de los partidos crea incertidumbre

viernes 27 de marzo de 2015, 10:31h

Las grandes preguntas que planean en el ambiente son múltiples. No hay respuestas a ninguna de las principales interrogantes por el momento. Nadie sabe lo que va a pasar en los próximos meses, y mucho menos cuales van a ser los resultados de las elecciones programadas para el mes de mayo de 2016.

Santo Domingo.- Cuando el actual presidente de la República Danilo Medina fue electo en mayo de 2012, el saliente presidente Leonel Fernández gozaba de altas cotas de popularidad.

La victoria de Medina fue, en gran medida, el resultado del esfuerzo de Fernández. Su implicación directa en la campaña electoral, incluyendo el uso de abundantes recursos públicos, fue decisiva para el triunfo del segundo presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Fueron muchos los que pensaron entonces que Leonel Fernández no haría más que tomarse unas vacaciones, dando por seguro su retorno a la jefatura del Estado a partir de 2016.

Sin embargo, a poco más de un año de esa justa electoral, las cosas no están tan claras como parecía en 2012.

Durante los dos años y medio de ejercicio de gobierno de Danilo Medina se han producido graves desavenencias y crisis en los principales partidos del sistema político que hacen difícil establecer cualquier predicción certera sobre los resultados electorales de 2016.

Los principales dirigentes del principal partido opositor, el Revolucionario Dominicano (PRD), se la han pasado en disputa desde 2012, saldándose ésta finalmente con la escisión del partido y la creación del Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Esta división hizo pensar que el dominio político del PLD quedaba asegurado por mucho tiempo, osando el ex presidente Fernández predecir que su partido estaría todavía en el gobierno para la celebración del bicentenario de la Independencia Nacional, en el año 2044.

El conservador Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), fundado por el presidente Joaquín Balaguer, y que gobernó de manera autoritaria durante 20 años, se ha visto debilitado por la renuncia del senador Amable Aristy Castro, uno de sus líderes mejor valorados en las encuestas, reduciéndose de manera notable su peso político.

A pesar de que los sondeos de opinión revelan un claro descenso del viejo PRD en beneficio del naciente PRM, los dirigentes de este último partido no logran definir su liderazgo entre el ex presidente Hipólito Mejía y el economista Luis Abinader, creando este hecho serias dudas sobre su consolidación y desarrollo.

En medio de este panorama, en el que todo parecería augurar el predominio indiscutible del PLD por mucho tiempo, la vida política dominicana se ha visto sacudida por un crudo enfrentamiento entre los dos principales líderes de esta organización política.

Mientras los partidarios del presidente Medina propugnan por la reforma de la Constitución a fin de permitirle a éste presentar su candidatura en las elecciones de 2016, los seguidores del ex presidente Fernández se oponen con firmeza a este propósito.

En apariencia, las posiciones son irreductibles. Todo indica que el presidente Medina quiere seguir al frente del gobierno y que Leonel Fernández no está dispuesto a permitírselo ordenando a sus partidarios votar en contra de la reforma de la Constitución.

Los "danilistas" aseguran que la única carta de triunfo que tiene su partido para permanecer en el gobierno es el presidente Medina, quien apenas disimula su interés por conservar el cargo a pesar de haber jurado y perjurado que no seguiría en la presidencia mas allá de 2016.

Los "leonelistas" tampoco encubren su encono con el presidente Medina, a quien atribuyen la caída de la popularidad de su líder utilizando toda suerte de procedimientos para desacreditarlo, incluyendo la difamación.

Al final de cuentas, las grandes preguntas que planean en el ambiente son múltiples. No se sabe si los dos principales líderes del PLD lograrán ponerse de acuerdo. Tampoco se sabe si  uno de ellos se impone, aceptará el otro de buen grado los resultados.  Es incierto también qué sucedería en  caso de que no pudiesen ponerse de acuerdo. En tal caso, ello podría abrirle las puertas a un nuevo juego de alianzas en la política dominicana. Como consecuencia de todo  lo anterior, el PLD podría ser eventualmente desplazado del gobierno.

No hay respuestas a ninguna de estas interrogantes por el momento. Lo que sí es seguro es que nadie sabe lo que va a pasar en los próximos meses, y mucho menos cuales van a ser los resultados de las elecciones programadas para el mes de mayo de 2016.

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