Santo Domingo.- Cuando el actual presidente de la República
Danilo Medina fue electo en mayo de 2012, el saliente presidente Leonel Fernández
gozaba de altas cotas de popularidad.
La victoria de Medina fue, en gran medida,
el resultado del esfuerzo de Fernández. Su implicación directa en la campaña
electoral, incluyendo el uso de abundantes recursos públicos, fue decisiva para
el triunfo del segundo presidente del Partido de la Liberación Dominicana
(PLD).
Fueron muchos los que pensaron entonces que
Leonel Fernández no haría más que tomarse unas vacaciones, dando por seguro su
retorno a la jefatura del Estado a partir de 2016.
Sin embargo, a poco más de un año de esa
justa electoral, las cosas no están tan claras como parecía en 2012.
Durante los dos años y medio de ejercicio
de gobierno de Danilo Medina se han producido graves desavenencias y crisis en
los principales partidos del sistema político que hacen difícil establecer
cualquier predicción certera sobre los resultados electorales de 2016.
Los principales dirigentes del principal
partido opositor, el Revolucionario Dominicano (PRD), se la han pasado en
disputa desde 2012, saldándose ésta finalmente con la escisión del partido y la
creación del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Esta división hizo pensar que el dominio
político del PLD quedaba asegurado por mucho tiempo, osando el ex presidente
Fernández predecir que su partido estaría todavía en el gobierno para la
celebración del bicentenario de la Independencia Nacional, en el año 2044.
El conservador Partido Revolucionario
Social Cristiano (PRSC), fundado por el presidente Joaquín Balaguer, y que
gobernó de manera autoritaria durante 20 años, se ha visto debilitado por la
renuncia del senador Amable Aristy Castro, uno de sus líderes mejor valorados
en las encuestas, reduciéndose de manera notable su peso político.
A pesar de que los sondeos de opinión
revelan un claro descenso del viejo PRD en beneficio del naciente PRM, los
dirigentes de este último partido no logran definir su liderazgo entre el ex
presidente Hipólito Mejía y el economista Luis Abinader, creando este hecho
serias dudas sobre su consolidación y desarrollo.
En medio de este panorama, en el que todo
parecería augurar el predominio indiscutible del PLD por mucho tiempo, la vida
política dominicana se ha visto sacudida por un crudo enfrentamiento entre los
dos principales líderes de esta organización política.
Mientras los partidarios del presidente
Medina propugnan por la reforma de la Constitución a fin de permitirle a éste
presentar su candidatura en las elecciones de 2016, los seguidores del ex presidente
Fernández se oponen con firmeza a este propósito.
En apariencia, las posiciones son
irreductibles. Todo indica que el presidente Medina quiere seguir al frente del
gobierno y que Leonel Fernández no está dispuesto a permitírselo ordenando a
sus partidarios votar en contra de la reforma de la Constitución.
Los "danilistas" aseguran que la única
carta de triunfo que tiene su partido para permanecer en el gobierno es el
presidente Medina, quien apenas disimula su interés por conservar el cargo a
pesar de haber jurado y perjurado que no seguiría en la presidencia mas allá de
2016.
Los "leonelistas" tampoco encubren su
encono con el presidente Medina, a quien atribuyen la caída de la popularidad
de su líder utilizando toda suerte de procedimientos para desacreditarlo,
incluyendo la difamación.
Al final de cuentas, las grandes preguntas
que planean en el ambiente son múltiples. No se sabe si los dos principales líderes
del PLD lograrán ponerse de acuerdo. Tampoco se sabe si uno de ellos se impone, aceptará el otro de
buen grado los resultados. Es incierto
también qué sucedería en caso de que no
pudiesen ponerse de acuerdo. En tal caso, ello podría abrirle las puertas a un
nuevo juego de alianzas en la política dominicana. Como consecuencia de todo lo anterior, el PLD podría ser eventualmente
desplazado del gobierno.
No hay respuestas a ninguna de estas
interrogantes por el momento. Lo que sí es seguro es que nadie sabe lo que va a
pasar en los próximos meses, y mucho menos cuales van a ser los resultados de
las elecciones programadas para el mes de mayo de 2016.