El mundo desperdicia 750 mil millones de dólares en alimentos
Por EFE
jueves 12 de septiembre de 2013, 14:00h
La
Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
denunció ayer que 1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician
anualmente y esto es intolerable en un mundo en el que 870 millones de personas
pasan hambre. La FAO denuncia que las normas estéticas y de calidad llevan a
los comerciantes minoristas a rechazar grandes cantidades de alimentos
perfectamente comestibles.
Según
un informe de la FAO, publicado ayer, el desperdicio de alimentos, además del
gran coste económico, causa "un grave daño a los recursos naturales de los
que la humanidad depende para alimentarse".
En total, explica el
documento, "las consecuencias económicas directas del desperdicio de
alimentos (sin contar pescado y marisco) alcanzan la cantidad de 750.000
millones de dólares". El informe describe el desperdicio de alimentos
desde una óptica medioambiental, centrándose de forma específica en sus
consecuencias para el clima, el uso del agua y el suelo y la biodiversidad.
Entre
sus principales conclusiones destaca que los alimentos que producimos pero
luego no comemos consumen un volumen de agua equivalente al caudal anual del
Volga y son responsables de añadir 3.300 millones de toneladas de gases de
efecto invernadero a la atmósfera del planeta.
Por ello, el director general de
FAO, el brasileño José Graziano da Silva, insta a todos -agricultores y
pescadores, procesadores de alimentos y supermercados, gobiernos locales y
nacionales, consumidores particulares- "a hacer cambios en todos los
eslabones de la cadena alimentaria humana para evitar en primer lugar que
ocurra el desperdicio de alimentos, y reutilizar o reciclar cuando no podamos
impedirlo".
"No podemos permitir que un tercio de todos los alimentos
que producimos se pierda o desperdicie debido a prácticas inadecuadas, cuando
870 millones de personas pasan hambre todos los días", agrega Da Silva. La
FAO también ha publicado un manual con recomendaciones sobre cómo puede
reducirse la pérdida y el desperdicio de alimentos y en el que se denuncia
"que los consumidores no logran planificar sus compras, compran en exceso,
o reaccionan exageradamente a las fechas de caducidad y consumo preferente de
los productos".
Asimismo denuncia que "las normas estéticas y de
calidad llevan a los minoristas a rechazar grandes cantidades de alimentos
perfectamente comestibles". También indica cómo en los países en
desarrollo se desperdician muchos alimentos tras la cosecha o en la fase
inicial de la cadena de suministro, por "las limitaciones financieras y
estructurales en técnicas de recolección y en infraestructura de transporte y
almacenamiento, junto a condiciones climáticas que favorecen el deterioro de
los alimentos".
El 54 % de desperdicio de alimentos en el mundo se produce
en las etapas iniciales de la producción, manipulación y almacenamiento
postcosecha, según el estudio de la FAO. El 46 % restante ocurre en las etapas
de procesamiento, distribución y consumo de los alimentos, agrega.
Los países
en desarrollo sufren más pérdidas de alimentos durante la producción agrícola,
mientras que el desperdicio a nivel de venta minorista y del consumidor tiende
a ser mayor en las regiones de ingresos medios y altos. En el informe se
resalta que el desperdicio de cereales en Asia es un problema importante, con
un gran impacto en las emisiones de carbono y el uso del agua y el suelo.
Mientras
que, aunque el volumen de desperdicio de carne en el mundo es relativamente
bajo, el 80 % del total de despilfarro de la misma tiene lugar en los países de
ingresos elevados (responsables de cerca del 67 %) y Latinoamérica. La FAO dice
que "un mayor esfuerzo para equilibrar la producción con la demanda
significaría no utilizar recursos naturales para producir alimentos que no sean
necesarios". Y que en el caso de haya excedentes de alimentos que pueda
haber una "reutilización dentro de la cadena alimentaria humana, se
busquen mercados secundarios o se donen a los miembros vulnerables de la
sociedad".
"Si los alimentos no son aptos para el consumo humano, la
siguiente mejor opción es desviarlos para alimentar al ganado, conservando
recursos que de otra forma serían utilizados para producir pienso
comercial", señala.
Cuando no es posible la reutilización, aconseja la
FAO, "debe intentarse el reciclaje y la recuperación: el reciclaje de
subproductos, la digestión anaeróbica, el compostaje y la incineración con
recuperación de energía permiten recuperar energía y nutrientes de los residuos
de alimentos, lo que representa una ventaja significativa respecto a tirarlos
en los vertederos".
Los alimentos no consumidos que terminan pudriéndose
en los vertederos son un gran productor de metano, gas de efecto invernadero
especialmente perjudicial, advierte.