El 18 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales, resaltando que más del 90% son causados por humanos. La prevención es clave y requiere educación, gestión adecuada y participación comunitaria. Actuar ahora es vital para proteger nuestros bosques y mitigar la crisis climática.
Cada 18 de agosto, el mundo recuerda una verdad incómoda: gran parte de los incendios forestales no son inevitables. Son prevenibles. El Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales no es solo una fecha en el calendario; es un llamado urgente a la conciencia colectiva para proteger uno de los bienes más valiosos y frágiles del planeta: nuestros bosques.
La amenaza que arde en silencio
Según datos de la FAO, más del 90% de los incendios forestales tienen origen humano, ya sea por descuidos, negligencia o prácticas agrícolas mal gestionadas. Solo en 2024, más de 5 millones de hectáreas han sido consumidas por las llamas en América Latina, Europa y África. Y mientras las cifras crecen, la capacidad de respuesta se reduce.
Pero detrás de cada incendio no solo hay árboles carbonizados: hay comunidades desplazadas, biodiversidad devastada, suelos empobrecidos y aire irrespirable. La crisis climática, además, ha convertido a los incendios forestales en un fenómeno más frecuente, más violento y menos predecible.
Prevención: la herramienta olvidada
En lugar de actuar cuando el fuego ya está fuera de control, ¿por qué no invertir más en prevenirlo?
La prevención de incendios forestales implica una red de acciones coordinadas: educación ambiental, patrullajes, control de quemas agrícolas, gestión de residuos, restauración de ecosistemas y el fortalecimiento de cuerpos de bomberos forestales. También es vital involucrar a las comunidades locales, quienes muchas veces son las primeras en detectar el humo, pero las últimas en recibir apoyo.
¿Qué podemos hacer?
La prevención empieza por lo más básico: no hacer fuego en zonas prohibidas, no dejar colillas encendidas, no abandonar basura en el bosque. Pero también va más allá: exigir políticas públicas eficaces, apoyar a brigadistas, participar en campañas de reforestación y, sobre todo, informarnos.
Como sociedad, no podemos seguir reaccionando con asombro ante imágenes de incendios que se repiten año tras año. Debemos actuar antes de que la chispa se convierta en tragedia.
Un día para recordar todo el año
El Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales no es solo una efeméride: es una advertencia. Porque cada árbol que se quema representa una parte del futuro que podríamos perder. Y en ese futuro, no hay lugar para la indiferencia.
H.A.