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La Cumbre sobre el Clima de Belém inicia el 10 de noviembre de 2025.
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La Cumbre sobre el Clima de Belém inicia el 10 de noviembre de 2025.

La COP30 exige más acción, menos negociación y mayor financiamiento

Por Xiomara Martínez
lunes 10 de noviembre de 2025, 02:48h
Miles de diplomáticos y expertos en clima se dirigen a Belém, en la Amazonía brasileña, para la COP30, la última ronda de negociaciones climáticas de la ONU. Su tarea es clara: convertir las promesas en acciones y acordar planes más ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Tras décadas de promesas y cumbres anuales desde Kioto hasta Sharm el-Sheikh y el planeta sigue calentándose. La presión sobre los gobiernos y las grandes empresas para que actúen, y no solo hablen, nunca ha sido mayor.

Celebrar la COP30 en Belém, al borde de la Amazonía, la selva tropical más grande del mundo, subraya la gravedad de la situación: esta región es tanto un sumidero de carbono vital como una primera línea de defensa en la lucha contra la deforestación y el cambio climático.

La reunión de este año busca un cambio de rumbo. Los delegados revisarán los planes climáticos nacionales, impulsarán la obtención de 1,3 billones de dólares anuales en financiación climática, adoptarán nuevas medidas para ayudar a los países a adaptarse y promoverán una transición justa hacia economías más limpias.

“Es hora de actuar”

La COP30 se ha considerado un punto de inflexión: un momento decisivo y una prueba de solidaridad global. La cumbre se inaugura el lunes en Belém con un panorama desalentador: los científicos afirman que el planeta se dirige a superar temporalmente el límite de calentamiento de 1,5°C establecido por el Acuerdo de París.

Este rebase de la marca podría ser transitorio, advierten los expertos, pero solo si los países actúan con rapidez para intensificar sus esfuerzos en la reducción de emisiones, la adaptación a los impactos climáticos y la movilización de financiación.

En su intervención en la Cumbre de Líderes, el Secretario General de la ONU, António Guterres, fue tajante: “Ya no es momento de negociar. Es momento de actuar, actuar y actuar”.

Bajo la presidencia de Brasil, la COP30 girará en torno a una agenda de acción con 30 objetivos clave, cada uno impulsado por un grupo de activación encargado de ampliar la implementación de soluciones.

Esta iniciativa se ha denominado mutirão -vocablo indígena que significa “tarea colectiva”-, reflejando el impulso de Brasil por destacar el liderazgo y la participación indígena en la conferencia y en la lucha global contra el cambio climático.

El gobierno afirma que busca que todos los sectores, desde las comunidades indígenas hasta los líderes empresariales, contribuyan al cumplimiento de los compromisos climáticos adquiridos.

Movilización de recursos financieros

Las agendas de acción en las COP se basan en compromisos voluntarios, no en leyes vinculantes. Sin embargo, la magnitud del cambio necesario es enorme: al menos 1,3 billones de dólares en inversiones climáticas anuales para 2035.

Sin una acción urgente, los científicos advierten que las temperaturas globales podrían aumentar entre 2,3°C y 2,8°C para finales de siglo, dejando vastas regiones inhabitables debido a inundaciones, calor extremo y el colapso de los ecosistemas.

El eje central de las conversaciones en Belém será el Informe de la Hoja de Ruta Bakú-Belém para la Inversión de 1,3 billones de dólares, elaborado por las presidencias de la COP29 y la COP30. Este informe establece cinco prioridades para la movilización de recursos, entre las que se incluyen el fortalecimiento de seis fondos multilaterales para el clima, la mejora de la cooperación en materia de impuestos a las actividades contaminantes y la conversión de la deuda soberana en inversión climática, una medida que podría desbloquear hasta 100.000 millones de dólares para los países en desarrollo.

El informe también aboga por la eliminación de barreras como las cláusulas de los tratados de inversión que permiten a las empresas demandar a los gobiernos por sus políticas climáticas. Estas disputas ya han costado a los gobiernos 83.000 millones de dólares en 349 casos.

¿Qué otros temas figuran en la agenda de la COP30?

Otro punto clave en Belém es la última ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN), planes climáticos nacionales que detallan cómo los países pretenden reducir las emisiones. Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C, las emisiones globales deben reducirse en un 60% para 2030. Las CDN actuales solo contemplan una reducción del 10%.

De las 196 Partes del Acuerdo de París, solo 64 habían presentado sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional actualizadas para finales de septiembre. En las conversaciones preparatorias celebradas en Alemania en junio, muchos países advirtieron que esta brecha de ambición debe cerrarse en la COP30.

Se espera que los delegados aprueben 100 indicadores globales para monitorear el progreso en la adaptación al cambio climático, lo que permitirá medir y comparar los resultados entre las naciones.

Actualmente, 172 países cuentan con al menos una política o plan de adaptación, aunque 36 están desactualizados. Los nuevos indicadores deberían contribuir a la formulación de políticas más transparentes y eficaces.

Con el planeta calentándose a un ritmo sin precedentes, la adaptación se ha convertido en un pilar fundamental de la acción climática. Sin embargo, el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que el financiamiento para la adaptación debe multiplicarse por doce para 2035 a fin de satisfacer las necesidades de los países en desarrollo.

La COP30 también impulsará el Programa de Trabajo para una Transición Justa, cuyo objetivo es garantizar que las medidas climáticas no profundicen la desigualdad. Organizaciones de la sociedad civil solicitan un “Mecanismo de Acción de Belém” para coordinar los esfuerzos de transición justa y ampliar el acceso a la tecnología y el financiamiento para los países más vulnerables.

¿Por qué son importantes las COP?

La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP, sigue siendo el principal foro mundial para abordar la crisis climática. Las decisiones se toman por consenso, lo que impulsa la cooperación en materia de mitigación, adaptación y financiamiento.

A lo largo de los años, las COP han logrado acuerdos históricos. En 2015, el Acuerdo de París estableció el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global “muy por debajo de 2°C”, con la meta de alcanzar los 1,5°C.

En la COP28 de Dubai, los países acordaron abandonar los combustibles fósiles “de manera justa, ordenada y equitativa” y triplicar su capacidad de energía renovable para 2030. El año pasado, en Bakú, la COP29 elevó el objetivo anual de financiamiento climático para los países en desarrollo de 100.000 millones de dólares a 300.000 millones, con una hoja de ruta para aumentarlo hasta 1,3 billones de dólares.

En conjunto, el marco jurídico construido durante tres décadas en el marco de la Conferencia de las Partes ha contribuido a evitar un aumento de temperatura proyectado de 4°C para finales de este siglo.

La COP30 comienza el lunes 10 de noviembre y finaliza el viernes 21 de noviembre. H.A.A.

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