Los guardianes del llamado laboratorio vivo de biodiversidad más grande del mundo, sus habitantes, se han quedado sin recursos para sobrevivir y proteger los ecosistemas vitales de la isla, en medio de una crisis económica causada por la falta de turismo y el Covid-19. Una campaña impulsada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo busca apoyar a estas personas promoviendo empresas ecológicas y dándoles la ayuda inmediata que tanto necesitan.