El Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático, CNLCC, llamó a las autoridades a que adopten medidas preventivas extraordinarias en esta temporada ciclónica para preservar vidas y bienes.
La organización advirtió que esta temporada ciclónica que se inicia este 1ero de junio y se prolongará hasta el 30 de noviembre, según todos los pronósticos, estará muy por encima del promedio y por tanto con una gran capacidad devastadora.
La oficina de Administración Oceánica y Atmosférica de los EUA, NOOA, pronosticó que en esta temporada se producirán entre 17 y 25 tormentas, de éstas serán 13 huracanes, de los cuales 7 de categoría 3 o aún superiores, es decir con vientos por encima de los 178 kilómetros por hora.
El CNLCC explicó que la gran intensidad de esta temporada ciclónica se debe a las elevadas temperaturas en el océano Atlántico que se combina con la humedad del fenómeno de La niña que genera masas nubosas portadoras de grandes precipitaciones.
Manifestó que estos pronósticos deben ser tomados muy en serio, porque la mayor parte de estas tormentas atravesarán el mar Caribe e impactarán en el arco antillano, en el cual la isla de La Hispaniola o Santo Domingo, se encuentra en el centro.
“Aún no ha comenzado oficialmente la temporada ciclónica y ya esta semana pasada hemos sufrido temperaturas muy elevadas, fuertes aguaceros y tornados en Monte Cristi, Valverde y Santiago Rodríguez que dañaron 6,945 tareas”, dijo.
Planteó que el Gobierno debe de inmediato ayudar a crear y fortalecer los comités de prevención y gestión de riesgos de los municipios, especialmente de las zonas más vulnerables del país para que éstos identifiquen los asentamientos más expuestos en su demarcación, organicen un sistema de alerta temprana y rutas de escape o de desalojo.
Recordó que a menos de mil quinientos metros de la costa están depositadas cuatro inmensas montañas de cenizas tóxicas en el batey San José, distrito de Catalina, y a menos de 200 metros del mar Punta Catalina almacena miles de toneladas de carbón que de pasar o ingresar un huracán por esa zona, se producirá una gran catástrofe ecológica.
Afirmó que se deben fortalecer la Defensa Civil y los organismos de socorro, con entrenamiento y con equipos. De igual manera se deben aumentar los refugios y dar a conocer su ubicación a la población, comenzando por señalizarlos.
Destacó que es indispensable que la Oficina Nacional de Meteorología, ONAMET, cuente con personal altamente calificado y con equipos de última generación con los cuales pueda monitorear los fenómenos atmosféricos. “Nuestra sobrevivencia depende en gran parte de la capacidad técnico-científica de esta institución”, agregó.
Instó a que se cree un fondo para emergencia climática de por lo menos el 3% del PIB para fortalecer los mecanismos de prevención y de asistencia de los desastres climáticos, que pueda ser desembolsado con gran celeridad tanto antes, durante y después de que ocurran las catástrofes.
En este sentido, sugirió al Gobierno dominicano a que junto con los demás Estados insulares del Caribe, demande a los países del norte global que durante toda la era industrial han estado emitiendo gases de efecto invernadero, para que paguen los daños que causen los fenómenos extremos del cambio climático a las naciones y pueblos afectados, como es la República Dominicana.
Indicó que el país está obligado a tomar medidas preventivas de forma prioritaria y con sentido de urgencia, porque esta y las demás temporadas ciclónicas venideras seguirán en una espiral de incremento de la cantidad de tormentas que serán más intensas y más erráticas, y por tanto más difícil de prever su curso.
“Debemos estar preparados para el impacto de uno o varios de estos huracanes en esta o en próximas temporadas ciclónicas, porque desde el punto de vista estadístico la probabilidad de este impacto aumenta con el incremento de la cantidad de huracanes de las temporadas ciclónicas”, razonó.
Expresó que lo inteligente es colocarse en el peor escenario y tomar las medidas preventivas para mitigar los efectos negativos en caso de que se presenten, y no ignorar el riesgo inminente que corre la población a causa del incremento de los fenómenos extremos del cambio climático.
Exhortó a sus compañeros y a la ciudadanía en general a ponerse a la disposición de los municipios, de la Defensa Civil y de los órganos de socorro ante la inminente amenaza de un huracán, y practicar la solidaridad y la ayuda mutua con sus vecinos.