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El director italiano Bernardo Bertolucci. |
70 directores rinden tributo a los 70 años de la Mostra de cine de Venecia
Por EFE
jueves 29 de agosto de 2013, 12:07h
Una
Mostra que nació en 1932 como "Esposizione d'Arte Cinematografica",
impulsada por el conde Giuseppe Volpi di Misurata, presidente de la Bienale. En
1938, la aparición en el Lido de Marlene Dietrich supuso el inicio de la
presencia de las estrellas de Hollywood en el festival, que le daría la pátina
de internacionalización y glamour que le faltaba.
El
Festival de Venecia, la Mostra, el más antiguo del mundo, cumple su 70 edición
y lo hace con el homenaje de 70 directores, como Bernardo Bertolucci, Walter
Salles, James Franco o Isabel Coixet, que han realizado 70 cortos en su honor. Entre
60 y 90 segundos de cine con un nivel irregular, en el que destaca el realizado
por Bertolucci, presidente del jurado de la competición oficial de este año.
"Scarpette
rose" es el título de unas preciosas imágenes en las que se ven las ruedas
de una silla de ruedas y los pies de la persona que va en ella. Apenas unos
segundos para mostrar las dificultades a las que se enfrentan las personas que
necesitan de este vehículo para moverse. Como el propio Bertolucci, en silla de
ruedas desde hace algunos años por sus problemas de espalda y que suele calzar
zapatillas rojas, como las del protagonista de su corto.
Un corto de calidad
con el que el maestro italiano ha aportado su colaboración a un emotivo
homenaje a la Mostra con estas pequeñas historias en las que los autores han
tenido total libertad y que se podrán ver en la página del Festival cuando se
cierre esta edición.
Un reconocimiento al papel de los festivales en sus
inicios y al que ahora están volviendo, el de "guía, indicadores,
antena" para los espectadores y amantes del cine, apuntando qué es lo que
hay que ver y cuáles son los nuevos directores por descubrir, explicó ayer el
responsable de la Mostra, Alberto Barbera. No el ser "una vitrina
promocional para los filmes que se van a estrenar en las salas la próxima
semana". Su papel, agregó, es el de mostrar la labor de realizadores que
de otro modo nunca llegarían al público.
Hay cortos oníricos, reivindicativos
sobre la situación actual en Siria, clásicos sobre el amor o más contemporáneos
como las atractivas imágenes que propone Isabel Coixet en su trabajo, en el que
también pone la voz en "off". Antonio Capuano aterra con su futuro
lleno de tabletas en forma de cubos, James Franco dramatiza sobre el avenir del
cine y Claire Denis provoca desde el interior de una bolsa.
Pero sobre todo, lo
que hay es un homenaje al cine. Como el del italiano Davide Ferrario, con una
simple panorámica de un cine de verano en el que se proyecta un filme mudo de
Buster Keaton o las imágenes de directores consagrados que recoge Peter Ho-sun
Chan con una reflexión sobre el trabajo de Chaplin, Renoir, Eisenstein o
Fellini: "El futuro estaba en sus ojos".
Walter Salles, Pablo Larraín,
Shirin Neshat, Paul Schrader, Atom Egoyan, Pablo Trapero o Todd Solondz son
otros de los nombres que componen este variado fresco con que celebrar el
cumpleaños de la Mostra.
Una Mostra que nació en 1932 como "Esposizione
d'Arte Cinematografica", impulsada por el conde Giuseppe Volpi di
Misurata, presidente de la Bienale. En 1938, la aparición en el Lido de Marlene
Dietrich supuso el inicio de la presencia de las estrellas de Hollywood en el
festival, que le daría la pátina de internacionalización y glamour que le
faltaba.
Y ello pese a la rémora del fascismo. Se entregaba la "Copa
Mussolini" al mejor filme extranjero y al mejor italiano; en 1935 se
prohibió el cine soviético, y en 1939, el estadounidense. Fue limitada a los
países simpatizantes de la Alianza durante la Segunda Guerra Mundial y en 1946
se recuperó a marchas forzadas bajo la amenaza de la creación de un nuevo
festival, el de Cannes, y en 1949 se estableció el premio del León de Oro al
mejor filme.
A partir de ahí llegaron sus mejores años gracias a nombres como
Roberto Rossellini, Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni o Federico
Fellini. La fuerte entrada del cine oriental en Occidente llegó por Venecia,
así como la pujanza de los renovadores del cine como Carl Theodor Dreyer,
Andrej Tarkovskj, Pier Paolo Pasolini, de Bernardo Bertolucci, Jean Luc Godard,
Alain Renais o Luis Buñuel, el único
español -y ninguno hispanoamericano - que ha ganado el León de Oro, en 1967 por
un filme francés, "Belle de jour".
Venecia se convirtió en un
festival con vocación claramente cinematográfica y artística, como quedó
reflejado en su nuevo nombre: Muestra Internacional del Arte Cinematográfico de
la Bienal de Venecia.
Tras altos y bajos, superó su crisis y abrió sus puertas
a todo tipo de cine, con una presencia aplastante de las estrellas
hollywoodienses en la década de los ochenta y noventa.
Llega a los 70 años con
la necesidad de volver a sus orígenes y de ayudar a aliviar la "confusión
tremenda" que existe en el mundo del cine, con ese enorme "ruido de
fondo" provocado por la ingente cantidad de información generada por las
nuevas tecnologías, en palabras de Barbera. Y, en su opinión, el papel de la
Mostra será "incluso más importante" en los últimos años, frente a
los pesimistas que creen que el fin del mundo del cine tal y como lo entendemos
está más cerca que nunca.