Brasilia.- Bolsonaro, que el viernes se pronunció ante seguidores en el mismo Palacio da Alvorada cuando rompió con un mes de silencio tras la derrota en la segunda vuelta electoral del pasado 30 de octubre, no profirió ningún discurso durante su encuentro que duró veinte minutos.
El mandatario, acompañado de algunos de sus líderes políticos, recorrió la extensión del canal de agua que separa los jardines de la residencia, saludó a sus simpatizantes y llegó a tomarse fotos con algunos niños a los que les fue permitido cruzar el foso.
Un pastor evangélico realizó una oración colectiva y cuando los simpatizantes esperaban un pronunciamiento, como lo había hecho el último viernes, el mandatario se despidió con un frustrante "buenas noches". El mandatario, que dejará el poder el 1 de enero, tras perder las elecciones de octubre, no ha felicitado todavía a Lula, ni reconocido abiertamente su derrota en las urnas.
Desde el 30 de octubre, cuando se conoció su derrota con el 49,1 % de los votos, frente al 50,9 % de Lula, miles de sus seguidores salieron a las calles para reclamar su permanencia y muchos se mantienen acampados frente a los cuarteles militares.
En las protestas en la puerta de los cuarteles del Ejército, muchos de los seguidores de Bolsonaro piden una "intervención" militar contra la victoria de Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT). Este domingo las concentraciones se intensificaron, principalmente en Brasilia, donde el lunes Lula será diplomado por la Justicia electoral con las credenciales que oficializan su victoria en las urnas en los comicios de octubre.
Entre los manifestantes estaba un grupo de indígenas que apoya al líder de la ultraderecha y que durante la semana intentaron bloquear el acceso al aeropuerto de Brasilia y llegaron a tomarse por varios minutos uno de los centros comerciales de la capital brasileña.
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