Amanda Valle, 37 años, tiene un mensaje expresivo contundente. Colores rotundos, caprichosas y provocadoras formas plasmadas con acrílico y pastel delatan su talento. Ella es, a juicio de la crítica, la nueva promesa en el arte expresionista abstracto.
Santo Domingo.- El talento multidisciplinar de Amanda Valle es incuestionable. La revista Forbes la incluyó este año en la lista de los más creativos de la región. Y no es casual, la dominicana, radicada en Nueva York, tiene más de un lustro de ejercicio en la escena creativa internacional, y su obra tiene presencia en notables galerías como Galerie Molin Corvo (París, Francia) y Nilufar Gallery (Milán, Italia). Amén de los coleccionistas, conocedores y entusiastas del arte engalanan sus residencias con piezas creadas de arte de su sello.
Pero su creatividad no solo reside únicamente en la pintura, su espacio natural. La prueba de su talento polivalente es “Back in the Island” (Volver a la isla), el corto dirigió el año pasado y que fue reconocido en la categoría New Generation Award, dentro del Berlin Commercial Festival. Además de recibir el reconocimiento Best Filmography en Le Femme Filmakers Festival en Reino Unido. Asimismo, este año la pieza audiovisual se alzó en la categoría de Mejor Documental, en el Premio del Festival de Cine de Moda de Milán.
“Crear ese corto y dirigirlo ha sido una de las experiencias más satisfactorias en mi carrera. Todo nació de manera casi accidental. Mientras trabaja en el país en la serie de pinturas con el mismo nombre, mi galería en París me pidió que hiciera un proyecto que definiera mi arte. Podía ser una escultura, instalación, lo que quisiera, entonces como mi trabajo es abstracto yo quería crear algo que visualmente tradujera en imágenes realistas lo que me había inspirado para crear esas pinturas.
En mi mente era solo un video con imágenes y mientras más trabaja la idea fue naciendo el corto y terminé escribiendo la historia que tiene mucho que ver con mis raíces y las creencias que viví en la infancia con mi abuelo”, recuerda Amanda Valle.
2021 fue un año tan variopinto como sus cuadros y sorprendentes como su arte. Y lo cerraría en grande. Por segunda vez, la artista expuso con éxito en el marco de Art Basel Miami, una de las más prestigiosas ferias de arte contemporáneo, que se celebra en esa ciudad de La Florida. “Vida latente”, como bautizó la instalación la artista, constituyó un montículo de papel triturado de viejos documentos de una oficina dentro de una caja de plexiglás que evocaba historias ajenas, esos momentos que una vez contaron y que terminan como desecho. Una reflexión que va de la importancia a la fugacidad, de la curiosidad a lo expectante. “Con esta propuesta buscaba reflexionar sobre la vida, sus ciclos y el tiempo”, precisa Amanda Valle.
De la obra física, se desprendieron 33 cubos digitales únicos o NFT (token criptográfico no fungible), que se ofrecieron a la venta al público. “Cada NFT forma las diferentes etapas, el cubo le da el contenido a la vida, el rol es la vida misma. El cubo es el cuerpo, el papel es el alma”, destaca la artista.
Pero este año, un nuevo reto se asoma en su carrera artística: estará presentando su obra en el marco de la feria de arte Anima Mundi en el Palazzo Albrizzi-Capello, a celebrarse en Venecia, Italia, entre el 13 de mayo al 3 de junio al 3 de junio. “Estoy muy feliz de seguir expandiéndome y poder compartir con otros artistas en una ciudad como Venecia durante la bienal”, señala.
Asimismo, su corto Back in the Islad estará presente en el Nouveaux Regards Film festival de Guadeloupe, del 6 al 10 de abril de este año. ¿Qué intenta comunicar la artista cuando pinta? “Un sentimiento, una emoción, una historia que es narrada mediante el color y su movimiento. Esos espacios cálidos de un viejo apartamento, una sombra que danza en las calles de la Zona colonial, la geometría de ciertas estructuras arquitectónicas, la calma de un campo al anochecer. La nostalgia que me transmite la esquina de una calle cualquiera y sus vendedores. La lucha diaria vestida de humor y sonrisa, y ese coraje que pinta de colores un país. La anomalía de ser y estar”, dice.
Y es evidente que el futuro no le preocupa. “Trato de enfocarme en el ahora, no soy muy de encasillarme en un futuro impredecible que no podemos controlar, pero quiero crecer como persona, como artista, poder comunicar, conectar con el público mediante mi arte, creando lo que al final todos queremos sentir, una chispa, una sensación cualquiera. ¡Pero sentir! Que mi arte pueda ocupar espacios que estéticamente provoquen un suspiro o quizá algo más que eso. Trabajar en otras colaboraciones, llegar a otros países. Profundizar aún más en lo que experimento como persona y poder manifestarlo. Ser”, reflexiona.
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