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Fotografía cedida este miércoles por la Presidencia de Perú en la que se registró al mandatario Pedro Castillo, durante la ceremonia de investidura como nuevo presidente de Perú, en Lima (Perú).
Fotografía cedida este miércoles por la Presidencia de Perú en la que se registró al mandatario Pedro Castillo, durante la ceremonia de investidura como nuevo presidente de Perú, en Lima (Perú). (Foto: EFE/Presidencia del Perú)

Perú abre un nuevo ciclo histórico con la asunción de Pedro Castillo

Por EFE
miércoles 28 de julio de 2021, 21:31h
Perú abrió este miércoles un nuevo ciclo histórico con la asunción del presidente Pedro Castillo, la primera vez en sus 200 años de historia republicana, que se cumplen en esta misma jornada, en que el país "será gobernado por un campesino".
Lima.- En una jornada cargada de simbolismos, Castillo, un profesor de escuela rural de 51 años, se convirtió en el jefe del Estado peruano ataviado con su tradicional sombrero chotano, de paja y ala ancha, un terno con motivos indígenas y con un primer discurso largo y sobrio.

La alocución del presidente estuvo cargada de reivindicaciones históricas, promesas de mejoras sociales y propuestas de reforma económica, pero sin estridencias, ni amenazas ni rupturas radicales.

Allí, Castillo insistió en sus promesas de mayor gasto público e intervención estatal en la economía, pero reafirmó también la defensa estricta de la propiedad privada y mantuvo su propuesta de formular una nueva Constitución sin romper de la legalidad de la vigente.

FAMILIA Y JEFES DE ESTADO

"Juro por Dios, por mi familia, por mis hermanas y hermanos peruanos, campesinos, pueblos originarios, ronderos, pescadores, docentes, profesionales, niños, jóvenes y mujeres, que ejerceré el cargo de presidente de la República por el periodo 2021-2016. Juro por los pueblos del Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución", afirmó el presidente en su juramento.

Castillo juró ante representantes de los poderes del Estado, el Congreso en pleno, sus familiares más cercanos y media docena de jefes de Estado invitados a la asunción como el rey de España, Felipe VI y los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; de Bolivia, Luis Arce; de Chile, Sebastián Piñera; de Colombia, Iván Duque, y de Ecuador, Guillermo Lasso.

En un discurso atípico, Castillo hizo una rememoración histórica de las injusticias que durante siglos hicieron de Perú un país dividido en castas y sostenido por el abuso a esclavos, migrantes y poblaciones indígenas, a quienes reivindicó como sus antepasados.

"Este Gobierno ha llegado para gobernar con el pueblo y para construir desde abajo. Es la primera vez que nuestro país será gobernado por un campesino. (...) Yo también soy hijo de este país fundado sobre el sudor de mis antepasados", afirmó el nuevo mandatario mientras era observado desde las gradas del Congreso por sus ancianos padres, una pareja de jornaleros analfabetos.

"MOMENTO CRÍTICO"

En su discurso, Castillo reconoció que Perú vive un "momento crítico" y delineó las prioridades de su Gobierno para salir de la crisis económica, social, sanitaria y política que vive.

En ese sentido, apuntó que los primeros pasos que dará serán para luchar contra la pandemia de covid-19, la reforma e impulso del sistema de salud, la mejora de la educación y la reactivación económica.

Para tranquilizar a la población alarmada tras una muy polarizada y encarnizada campaña electoral y muy temerosa ante las posibles políticas económicas del nuevo Gobierno, Castillo garantizó que el Estado peruano seguirá siendo "garante de la propiedad privada" y que sus planes no buscan "una economía estatista".

Insistió, sin embargo, en que buscará combatir la corrupción, los abusos económicos y los monopolios, en que los proyectos de explotación mineros deberán tener "rentabilidad social" bajo pena de no ser admitidos y en que el gasto público, al menos en educación y salud, deberá multiplicarse.

MAYOR DESCENTRALIZACIÓN

También anunció una defensa enfática de la descentralización y la defensa "de las culturas" y los pueblos originarios que habitan en el país, históricamente alejados del poder y discriminados y a quienes Castillo dijo representar.

En ese sentido, anunció que no gobernará ni residirá en el Palacio de Gobierno, la denominada "Casa de Pizarro", que dijo convertirá en un museo a cargo de un nuevo "Ministerio de las Culturas".

Su discurso fue ampliamente aplaudido por los diputados de su formación, Perú Libre, y recibidos con mera cortesía por el resto del Legislativo, poblado mayoritariamente por diputados recelosos hacia la figura del nuevo mandatario.

SIN GOBIERNO

Durante su alocución, Castillo no hizo ninguna referencia a quiénes formarán su Ejecutivo, una nómina sobre la que ha mantenido un estricto hermetismo.

De hecho, en un primer momento se afirmó que el Consejo de Ministros tomaría juramento en la tarde de hoy, pero finalmente ese anuncio se pospuso al menos hasta el viernes.

Castillo asumió el mando con la certeza de que no tendrá "luna de miel" entre sus opositores, mayoritarios en el Congreso, una situación que ya se vio desde la noche del 6 de junio, cuando se empezó a vislumbrar el triunfo del maestro rural sobre la candidata derechista Keiko Fujimori.

Durante semanas, Fujimori denunció sin pruebas fehacientes la existencia de un "fraude" cometido a manos de Castillo y Perú Libre.

Ese "fraude" es inexistente para la Justicia peruana y para la comunidad internacional, pero dilató por mes y medio la proclamación de Castillo con más de un millar de demandas y recursos legales sin sustento.

Desde sectores de la derecha política y mediática se llegó a instar incluso a las Fuerzas Armadas a rechazar al mandatario y dejar la presidencia del Perú en manos del presidente del Congreso, lo que en la práctica hubiera sido un golpe de Estado.

Álvaro Mellizo
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