El camino nos lleva a un paraíso escondido, lo que menos esperamos durante el recorrido, es encontrarnos con esa enorme plantación de fresas, donde la naturaleza se tiñe de rojo y te sientes flotar en nubes de algodón.
Santo Domingo.- Es el momento para de detenernos, arrobados por el paisaje y la decoración de los arbustos con borlas de colores, creando un arcoíris de tonalidades, una mágica combinación de elementos que se complementan entre si
Senobia García de Ariyama, propietaria de Fresas Ariyama, quien recibe a los visitantes, con una cálida sonrisa y gran entusiasmo por su trabajo, es quien nos habla, que desde muy joven, ha sido una apasionada por la agricultura, quien es cabeza de familia y junto a sus hijos, ha dado vida a varios proyectos en Constanza.
Explicó, que este nació de una conversación con la familia, y, el espacio, era el lugar donde se recreaban los fines de semana, para comer, jugar, celebrar las fiestas de cumpleaños y Navidades y recargar baterías para la próxima jornada.
García, señaló “era un pedacito de tierra donde teníanos unas bancas y un hermoso prado verde, pero ahí fuimos durante largos años, nuestro lugar favorito, sin grandes cosas, nada elegante y mucho menos acogedor, pero era, donde conectábamos como familia”
Al llegar a las instalaciones eres recibido por la cordial bienvenida de un equipo de apoyo que está encargado acompañar durante el recorrido con los grupos, explicando el cultivo, ensenando a los menores como se cultiva y cómo podemos cuidar; las plantas y de cosechar los frutos, tomando en cuenta que los paseos son con pequeños grupos, vestimenta adecuada, protección y con el debido protocolo.
La casa que soportan el invernadero fue diseñado por la propietaria, quien con gran gusto y estilo creó una casita campestre, una terraza donde descansas del recorrido, tomas Té o jugo de fresas, te haces las selfie acostumbrada, o algunas fotografías del paisaje no deben faltar y, conoces parte de la historia de Fresas Ariyama.
La magia del lugar lo convirtió en el más visitado del valle de Constanza, porque la emprendedora Senobia, utilizó elementos étnicos y propios del lugar, logrando un acogedor ambiente.
Cuenta que lo que más le gusta, a la gente que va, es con la naturalidad que puedes cosechar las fresas, y , como se pueden elaborar innumerables pasteles y bebidas con la exótica fruta. Es que el tesón y empeño que ha puesto en este proyecto, García, le ha ganado la admiración de la gente y porque no, de los productores y comerciantes de la zona.
Cada día reciben cientos de personas, que están ávidas de ensenarles a sus hijos y a los no tan pequeños, como es de noble la agricultura, como se puede amar la tierra, la grandeza de la naturaleza, el aire natural, fuera de ruidos, sin olores tóxicos y la frescura que transporta a un mundo mejor a los que allí pernoctan.
Importante
Para visitar Fresas Ariyama, debes hacerlo por la página, donde compras el ticket de manera online, el costo de la visita son 400 pesos por personas, si creas un paquete, puede que te cueste menos. Vestirse con zapatos cómodos, ropa adecuada, y sombreros, aun allá tienen algunos que te facilitan para hacer el recorrido y lo más importante, que ames las fresas.
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