Santo Domingo.- La trayectoria de vida de Callado Solana es más que interesante. A sus 50 años ha recorrido un largo trayecto lleno de momentos de alegría y tristeza; de importantes decisiones y grandes cambios que han forjado su carácter y su pasión por la vida.
Este hombre de negocios, de nacionalidad española radicado en el país, se define a sí mismo como un hombre universal, “un humano libre de pensamientos y sin fronteras cuya personalidad mezcla la fortaleza con bondad, la humildad con paciencia y la humanidad con esperanza”.
La preparación juega un papel importante en su desarrollo empresarial. Cuenta con una maestría en Negocios Internacionales y una especialidad en Desarrollo de Negocios y de Empresas en el ámbito del Caribbean Community - Europa.
A propósito de esta especialidad, en uno de sus viajes de negocios tuvo la oportunidad de visitar República Dominicana y desde entonces, es el destino que, en los últimos de 16 años, le ha acogido como su hogar.
“Vine a país por negocios y me quedé por amor. Simplemente, y sin querer plagiar, porque “República Dominicana lo tiene todo”, confesó.
Su experiencia en el mundo de los negocios va más allá de administrar un local o vender un producto. En las últimas más de tres décadas se ha dedicado a analizar las ventajas y desventajas de emprender en el mercado internacional.
“El contar los productos propios puede hacerse en cuestión de minutos, mientras que la vigilancia exhaustiva de los medios para medir el impacto es un proceso que lleva mucho tiempo y cuesta esfuerzo. A eso me dedico desde hace más de 30 años”.
Durante todo este tiempo ha aprendido a identificar el éxito como el resultado de la felicidad que nace en alcanzar las metas propuestas.
“Los objetivos y metas dependen de lo que cada uno se proponga en la vida. Cuando te propones una meta y la alcanzas, lo siguiente a eso es el éxito asegurado”, compartió.
Detrás del hombre de negocios
Además de ser un hombre de negocios, a Callado Solana le enorgullece ser padre y la sinergia que comparte con sus hijos; los dos que viven en España, los dos que viven en el país y, el ángel de cinco años que le acompaña desde el cielo.
Para él, la paternidad es una experiencia única imposible de describir, un rol en el que disfruta entregarse por completo siempre.
“La relación con mis hijos es mágica. Comprendí el sentido de la frase que cita “la sangre pesa” cuando sentí por primera vez cada patadilla”, expresó.
El amor por su familia es reflejo del afecto que recibió como hijo único en su hogar, en especial el cariño y apoyo incondicional de parte de su madre en cada etapa de su vida.
“Haber recibido todo el cariño y la atención de mi madre, una mujer excepcional que perdió su compañero y con gran entereza siguió adelante para darme lo mejor, fue sin dudas un ejemplo para mí. Gracias a ella aprendí que la familia está por encima de todo, que es el bien más preciado”, enfatizó.
Su lado más humano
Tras haber experimentado una de las experiencias más dolorosas de su vida, la pérdida de su primer hijo Jorge Callado -de cinco años- a causa del cáncer, acogió la misión de ayudar a organizaciones sin fines de lucro que apoyan a niños diagnosticados con esta enfermedad.
“El momento más triste de mi vida ha sido la pérdida de mi primer hijo. Desde entonces he desarrollado una gran empatía y he ofrecido soporte a organizaciones sin fines de lucro tendentes a socorrer los infantes”, manifestó destacando con esto su lado más humano.
Su legado
Su misión en la vida, no es la de obtener grandes riquezas, de hecho, su mayor deseo es ser recordado como una persona humilde y de bien que aportó siempre lo mejor cuanto pudo y que amó a su familia sobre todas las cosas.
“Ser el hombre más rico del cementerio no significa nada para mí. Irme a la cama por las noches sabiendo que hice algo extraordinario es lo que más me importa”.
Para Callado Solano la vida es un camino que, aunque es regida por el destino, debe transitarse con disposición de forjar el porvenir propio; en la que se debe construir algo grande dejando atrás el miedo y, sin pensar en el peligro, avanzar dando, en cada paso, lo mejor de uno mismo.
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