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“La Dramática”, formidable ensayo de Giovanny Cruz

Por Tony Raful
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tonyraful5yahoocom/10/10/16
martes 15 de diciembre de 2020, 13:03h
Giovanny Cruz es un artista, un trashumante de capa y espada, por su mente cruzan veloces todos los artificios de la imaginación creadora. Amante del buen teatro, de la buena música, de la gran poesía, cultor de todas las utopías, siempre ofrece su hombro solidario para llevarlas a buen destino o alcanzar en algún recodo del camino, la ígnea flor violácea de todos los oprimidos.
Portada 'La Dramática'.
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Portada "La Dramática". (Foto: Cortesía)
Discurseador, polemista, humorista, bailador de bachata y sonríe a carcajadas y suele reírse de sí mismo, enamorado pertinaz de una belleza saltarina o de una cortesana primorosa. Tiene amanecidas contadas frente al mar, haciendo que el alba llegue en los ojos y en la piel de una mujer. Es oráculo y hechicero, tiene las pócimas de los aquelarres, pavimenta los sueños, convoca veladas, apela a los duendes, cruza los brazos, hace gestos extraños como poseído por algún aura mágica, y despide a los demonios. Es cocinero de estirpe. Hay que dejarle las noches culinarias para los platos más exquisitos, las combinaciones más sorprendentes.

Es actor de calidad, uno de los más importantes dramaturgos de nuestra historia teatral. Es cuentista, narrador, escritor, difusor cultural, tiene la página digital cultural más completa de la nación. Lee con fruición a Borges y ama a Camus. El poema de los dones lo recita ensimismado. Para enamorarse, no deja de llevar en su mochila de seductor los versos de amor de Paul Eluard.

Hace algunos años abordábamos la figura augusta del patricio. No lo convencía del todo el Padre de la Patria. Cuestionaba algunas ausencias en momentos decisivos. No lograba aquilatar la reciedumbre de gladiador de Duarte. Se le debilitaba la imagen procera cuando más requería de su entorno viril. Se le alejaba en el exilio cuando más lo necesitaba desandando cordilleras o ensenadas. Eran discusiones interminables. No podía morir tranquilamente. Debió inmolarse en el Cercado. O ser fusilado por el déspota Santana. O caer en un caballo blanco cruzando las líneas del enemigo, arma en ristre como Martí en Dos Ríos. Los héroes no pueden envejecer, decía Giovanny. Hay una estela dimensional en la historia y en las estrellas que signa su tragedia y su gloria.



Giovanny acaba de escribir y publicar un libro magistral: La Deamática: el teatro revolcionario de Juan Pablo Duarte. Decidió investigar y conocer de primera mano la historia del teatro dominicano en el ciclo de la independencia nacional, en las luchas nacionales por la cristalización de una Patria soberana. Y se encontró de frente con Duarte y se percató que a Duarte corresponde, el primer uso dado al teatro en nuestro continente, como un arma política y revolucionaria. Y observó que luego de fundar La Trinitaria en 1838, creó la Sociedad Filantrópica, cuyo fin real fue adoctrinar y propagar las ideas nacionalistas. Giovanny reseña la labor de Duarte, como apuntador y mentor de las realizaciones teatrales de “La Dramática”. Integró a los trinitarios a la representación de las obras para crear conciencia patriótica entre el pueblo.



Duarte, apunta Giovanny, tuvo la experiencia en su estadía en Europa de ver la reacción de los espectadores ante las manifestaciones, acciones, parlamentos y argumentos, que importantes teatreros comprometidos con las causas libertarias presentaban en diferentes escenarios. Giovanny aporta como un dato esencial la participación de actores venezolanos contratados por los trinitarios para darle calidad y profesionalidad escénica a las representaciones, José Ferrer y Cecilia Baranis.



Fue así como se representaron piezas teatrales como “Bruto o Roma libre”, del conde Vittorio Alfieri. La trama de esta tragedia clásica, versificada en cinco actos, ocurre en el foro romano, en el cual Bruto inflama cada aclamación: “Libertad o muerte/no os queda otra elección”. Así también presentaron, “Un día del año 1823 en Cádiz”, donde se difundía consignas e ideas que promovían la lucha por la libertad.



La Sociedad Dramática presentó también “La Viuda de Padilla”, de corte libertaria, insuflada en la sublevación en procura de las libertades de Castilla, en el contexto de las Cortes de Cádiz de 1813, inspirada en Doña María, viuda de Padilla, que prefirió la muerte a la sumisión. Giovanny recalca la del criterio, de que, casi todos los procesos independentistas de América, fueron decididos y planificados proyectos masónicos, y por lo tanto, liberales y avanzados. Realza la figura de Duarte, su visión histórica, su aporte social, cultural y humano. Se declara un hombre agradecido por el sacrificio de Duarte, sus trinitarios, sus filantrópicos y sus dramáticos.

Gran aporte de Giovanny a la historia cultural del teatro dominicano y a la lucha por la libertad. Gran reencuentro con Duarte en los linderos de la gloria.



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