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Después de los cien días…

Por Guillermo Caram
miércoles 18 de noviembre de 2020, 23:14h
Aunque solo han transcurrido 90, que parecen 100 a juzgar por las orondas celebraciones de personeros gubernamentales, y la advertencia del partido de gobierno saliente sobre conflictos sociales, debería presumirse que los días tenidos como luna de miel para un nuevo gobierno están por agotarse lo que impone prepararse para la “normalidad política”.

Tres normativas de “normalidad político-partidista” propuestas

Por esa razón, y para evitar el abonamiento de erupciones políticas, como de las provenientes de los conflictos electorales del norte y de las turbulentas inestabilidades del cono sur; resulta imperativo sacar provecho a los discursos concertadores que emanan del gobierno, de la oposición y de la propia sociedad dominicana.

Y concretar la buena voluntad que se desprenden de esos discursos en iniciativas y mecanismos que contribuyan efectivamente a la superación de la crisis sanitaria y económica que afrontamos. Y evitar su expansión hacia campos sociales y políticos que hasta ahora han podido ser manejados durante más de siglo de alternabilidad democrática.

Los siguientes hechos permiten suponer voluntad de concertación en nuestras instancias políticas:

  • El Presidente Abinader visitó personalmente tres estamentos políticos opositores, siendo acogidas por sus principales representativos
  • Los 4 secretarios municipales de los principales partidos opositores pactaron la escogencia del Secretario General de la LMD y la presidencia de FEDOMU.
  • El Presidente Abinader almorzó con el Foro de Partidos al que incluso asistieron titulares de partidos del gobierno anterior que fueron destituidos.
  • Igualmente acaba de almorzar con legisladores al que asistieron representantes de todos los partidos, incluso de los más críticos del sistema.
  • El rumor público atribuye la nueva JCE a un acuerdo Abinader-Leonel.
  • Se ha reunido con sectores sociales muy disimiles, desde representativos de la farándula hasta la jerarquía católica, pasando por los cañeros.
  • De parte de las fuerzas activas de la sociedad, se observan iniciativas igualmente aprovechables siendo la más reciente la Confederación Patronal que acaba de proponer pactar por empleo y productividad a través de mecanismos de “concertación y gobernanza”.
  • Instancias laborales luchan por preservar conquistas alcanzadas en base a reformas pactadas durante los 90s, amenazadas por la pandemia e imprudencias vandalizadas

Cabe pues preguntarse ¿Que está faltando para abordar un esfuerzo sistemático y organizado para concertar normativas fundamentales sobre el accionar político que necesita la nación?

Estas normativas deberían contener, por lo menos:

  1. Un sistema de concertación política paralelo a la concertación social a cargo del CES que oriente y garantice que las reformas acordadas mediante pactos en éste organismo – especialmente fiscal y eléctrica- indefectiblemente deben ser remitidas al Congreso Nacional, sean sancionadas.
  2. Un sistema de información y consulta personalizada a los líderes de los partidos con representación congresional, sobre decisiones que debe tomar el gobierno sobre temas puntuales neurálgicos tales como: ajuste presupuestario, virtualidad educativa, documentación migratoria en lugar de naturalización (ante los nuevos aires previsibles que pudieran provenir del norte), reordenamiento territorial y reorganización del sistema de transporte vitales para detener contagios pandémicos, etc.
  3. La depuración y perfeccionamiento del sistema de partidos mediante la corrección de las debilidades contenidas en las leyes electorales y de partidos atropelladamente aprobadas el pasado año; a fin de evitar el agotamiento del sistema vigente que pudieran provocar, en el futuro, vacíos de poder como los observados en el cono sur de nuestra América.
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