Santo Domingo.- A diferencia de años anteriores, la ceremonia de este año se realizó cumpliendo las medidas de distanciamiento dispuestas por las autoridades para prevenir el contagio del Covid-19.
La reina consorte acompañó al rey, Alejandro I, con un vestido largo, con volantes y en color amarillo albero, del diseñador holandés Claes Iversen, que –según la revista Vanity Fair- acaparó la atención de los presentes por evocar los típicos trajes de flamenca.
El look completo tenía detalles que no pasaron inadvertidos. En primer lugar porque es la primera vez que vistió un traje usado en un evento. La prensa holandesa ha publicado que el vestido fue modelado por la consorte en el 2018, durante la visita oficial de los reyes de Jordania.
El segundo detalle que despertó el interés de los presentes, fue el broche de estilo stomacher en forma de lazo que escogió como complemento y que originalmente perteneció a la reina Emma, tatarabuela del actual rey.
En cuanto a las joyas, el tocado y la pulsera resaltaban por los citrinos y diamantes que hacían juego con su vestido.
A pesar de las limitaciones que trajo consigo la pandemia para la celebración de la tradicional ceremonia, la reina, que siempre acompaña a su esposo, el rey Guillermo Alejandro I a pronunciar el discurso oficial, logró despertar –como siempre- excelentes críticas con el atinado atuendo.
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Fuente: El artículo fue redactado tomando como fuente una publicación de la revista Vanity Fair.