A una semana del plazo establecido por Trump para cerrar acuerdos comerciales, los avances son insuficientes y se prevé una prórroga hasta septiembre. Las negociaciones con la UE, México y Canadá están en marcha, pero persisten diferencias. Con China se han acordado términos, mientras que las conversaciones con Japón enfrentan obstáculos.
Washington.- A poco más de una semana para que expire el plazo dado por el presidente estadounidense, Donald Trump, para cerrar acuerdos comerciales, los avances se antojan insuficientes en la mayoría de casos y hacen pensar que la fecha límite se prolongará a septiembre, tal y como ha sugerido Washington.
La Casa Blanca estableció originalmente el 9 de julio como fecha límite para alcanzar pactos tras anunciar una moratoria de 90 días para sus mal llamados «aranceles recíprocos», y el propio Trump ha hablado en los últimos días de que no extenderá la fecha límite si no hay acuerdos y que incluso puede elevar las barreras a los países que no actúen de buena fe en las negociaciones.
«Tenemos países que están negociando de buena fe, pero deben entender que si no cruzamos la meta porque son recalcitrantes, entonces podemos regresar a los niveles del 2 de abril», advirtió este lunes el secretario del Tesoro, Scott Bessent, sobre la posibilidad de volver a los niveles arancelarios anunciados por Trump en esa fecha y pausados durante 90 días poco después.
Este fin de semana Trump aseguró que no tienen intención de prorrogar la pausa arancelaria, que ha evitado aranceles del 20 % a la UE o del 46 % a Vietnam, y que lo que prefiere hacer es «mandar una carta a esos países de que pueden comercial con EE.UU. y pagar un 20, 40 o 50 por ciento».
En el caso de las negociaciones con la Unión Europea (UE), mayor socio comercial de EE.UU., se espera que lo que se podría firmar en los próximos días o semanas sea una especie de acuerdo marco y no algo exhaustivo, dadas las profundas diferencias entre ambas partes, incluyendo las tasas que se cobran a las grandes tecnológicas o el rechazo de Washington para con el IVA europeo.
Por otro lado, el acuerdo rubricado la semana pasada por los miembros de la OTAN para incrementar hasta el 5 % sus inversiones en defensa, lo que promete favorecer enormemente a los grandes contratistas estadounidenses, promete compensar en parte el descontento en la Casa Blanca para con el superávit comercial en favor de Bruselas, que estuvo en torno a los 236.000 millones de dólares en 2024.
Los expertos apuntan a que, vistas las agudas diferencias entre ambas partes, se espera que, incluso con un acuerdo comercial mediante, EE.UU. mantenga el actual arancel de 10 % que impone sobre todas las importaciones europeas.
Con México, segundo mayor socio comercial, el Gobierno Trump parece a punto de concretar un acuerdo para fijar cuotas para que el acero mexicano pueda librarse del gravamen del 50 % que paga actualmente en aduana.
Se prevé que la base para fijar estas cuotas sean los volúmenes que México, tercer mayor exportador de acero al país vecino, envió entre 2015 y 2017.
A su vez, las negociaciones con Canadá se van a reiniciar de inmediato después de que Ottawa decidiera rescindir el impuesto a servicios digitales que planeaba cobrar a las tecnológicas estadounidenses, tal y como han certificado el propio primer ministro canadiense, Mark Carney, y el asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett.
El objetivo ahora es que ambos vecinos logren suscribir un nuevo acuerdo comercial para el 21 de julio.
En lo que respecta a China, Pekín y Washington ya han acordado los términos del acuerdo que sellaron en su última ronda de negociaciones celebrada en Londres para rebajar gran parte de los grandes volúmenes de aranceles que activaron el uno contra el otro.
Al mismo tiempo el gigante asiático ya ha anunciado que «revisará y aprobará» las solicitudes de exportación de bienes restringidos, en los que se incluyen las tierras raras.
Con respecto a otras grandes economías siguen existiendo muchas dudas, ya que el propio Trump ha expresado su optimismo de cara alcanzar pronto un acuerdo con India, sin que en realidad se conozcan grandes detalles al respecto de las negociaciones.
En cambio, con Japón, país con el que la Casa Blanca había asegurado que tendría pronto un acuerdo, las cosas no están ahora tan claras después de que este fin de semana Trump asegurara que va a mantener un arancel del 25 % a los coches nipones, un gravamen que Tokio, que ha enviado de manera cada semana a representantes comerciales a Washington, considera imprescindible eliminar.