Santo Domingo.- El 2020 es –precisamente- el año que ha puesto a prueba esta aptitud en los miles de personas que se han visto afectadas por la pandemia del covid-19 alrededor del mundo. Pérdidas humanas, crecimiento del desempleo, disminución de los ingresos económicos o el quiebre de negocios emergentes y tradicionales, son algunos de los ejemplos de esas pruebas.
Pero, ¿Cómo se consigue ser más resiliente? ¿Qué debo hacer para enfrentar los problemas sin decaer? ¿Cuál es la receta para mantener la fuerza y sobreponerte en una situación difícil?... Según los expertos en el tema, para responder estas preguntas es necesario “reestructurar la manera de pensar en función de las nuevas circunstancias y según nuestras necesidades”. Es decir, cambiar el “chip” al momento de la prueba y aprender a ver el mundo de una manera más optimista.
En este sentido, los psicólogos aseguran que para lograr esto, debemos –primero que nada- ser conscientes de nuestras fortalezas y debilidades. El autoconocimiento de lo que somos capaces de hacer y lo que no, es la clave para potencializar las habilidades en las que somos realmente buenos y trabajar en las que no.
Aprender a crear a partir de la situación difícil o acontecimiento doloroso es otra de las acciones a tomar en consideración. No siempre se puede reparar el daño causado o reponer las piezas rotas de lo que se rompió, pero sí es posible transformar la experiencia en aprendizaje para saber cómo actuar si en el futuro se repite el proceso.
Estar consciente de que las decisiones traerán siempre una consecuencia que puede ser positiva o negativa, es vital. La vida es un camino lleno de subidas, pero también de bajadas que siempre dejarán una enseñanza. A nivel de negocios, por ejemplo, algunos emprendedores de éxito han encontrado en la crisis la oportunidad que buscaban para impulsar grandes ideas de negocios.
Otras acciones que se pueden tomar en cuenta son la de confiar en lo que somos capaces de hacer sin limitarnos; vivir el hoy y el ahora sin cuestionamientos, quejas, culpas o preocupaciones aceptando lo que pasa como algo necesario para crecer, ser fuerte y forjar el carácter.
Las personas resilientes también practican hábitos saludables: tratan de ser objetivos sin dejar de ser optimistas; en lugar de controlar lo que sucede, se enfocan en controlar sus emociones; son flexibles ante los cambios y enfrentan la adversidad con humor; se rodean de personas con actitud positiva y tienen una persistencia envidiable al momento de perseguir sus propósitos.
Estos son sólo algunos de los ejemplos que como personas individuales y como sociedad podríamos empezar a practicar para aprovechar lo que nos queda de año para crear nuevas metas y trabajar para cumplirlas; porque tal y como cita Charles Darwin: “No es la especia más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio”.
Fuente: El Prado Psicólogos
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