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La prolongada recesión económica en la región socava cada vez más el progreso hacia el desarrollo.
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La prolongada recesión económica en la región socava cada vez más el progreso hacia el desarrollo. (Foto: Cortesía)

Las perspectivas de crecimiento en América Latina y el Caribe se mantienen débiles: informe de las Naciones Unidas

Por Agencia EFE
sábado 18 de enero de 2020, 09:50h
Afectadas por unas difíciles condiciones externas y una gran incertidumbre política, las perspectivas de crecimiento en América Latina y el Caribe se mantienen débiles, lo que socava las expectativas de desarrollo, de acuerdo con el informe Situación y perspectivas de la economía mundial (WESP) para 2020 de las Naciones Unidas, publicado hoy.

México.- El informe afirma que, debido al impacto de conflictos comerciales prolongados, la economía mundial ha experimentado su crecimiento más bajo en una década, solamente un 2,3 % en 2019. No obstante, el mundo podría presenciar un ligero repunte del crecimiento en 2020 si los riesgos se mantienen controlados.

Aunque es posible experimentar un crecimiento global del 2,5 % en 2020, el informe advierte que la reavivación de las tensiones comerciales, la inestabilidad financiera o una intensificación de las tensiones geopolíticas podría frustrar la recuperación. En un escenario negativo, el crecimiento global se ralentizaría hasta solo el 1,8 % en este año. Una fragilidad prolongada de la actividad económica mundial puede provocar importantes retrocesos para el desarrollo sostenible, incluidos los objetivos de erradicación de la pobreza y creación de empleos dignos para todos. Al mismo tiempo, las desigualdades predominantes y el agravamiento de la crisis climática están alimentando el creciente descontento en numerosas partes del mundo.

El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió que «estos riesgos podrían infligir daños graves y duraderos a las perspectivas de desarrollo. Asimismo, amenazan con fomentar una mayor preponderancia de las políticas orientadas hacia adentro, en un momento en el que la cooperación global resulta fundamental».

Perspectivas de crecimiento en América Latina y el Caribe

Se espera que América Latina y el Caribe experimenten una recuperación lenta y desigual en los próximos dos años, en medio de fuertes factores adversos internos y externos. Tras un crecimiento de solo un 0,1 % en 2019, se espera que el PIB total aumente un 1,3 % en 2020 y un 2,0 % en 2021. La actividad económica se verá respaldada por una política monetaria expansiva y un repunte en la demanda interna en Brasil y México. Pero incluso esta modesta recuperación prevista está sujeta a importantes riesgos hacia la baja, como un mayor deterioro del comercio mundial, una renovada volatilidad financiera y una mayor incertidumbre política.

En 2019, la renta per cápita se estancó o descendió en muchas de las economías de la región, incluidas las de Argentina, Brasil y México. Desde el fin del auge de los productos básicos, la región no ha sido capaz de alcanzar un crecimiento económico significativo. El PIB promedio per cápita actual es un 4 % inferior al de 2014. Entre una renta promedio inferior y una desigualdad persistentemente elevada, los niveles de pobreza han aumentado. La inexistencia de un crecimiento económico inclusivo, junto con la pérdida de confianza en las instituciones políticas, ha alimentado el creciente descontento popular en varias partes de la región.

Perspectivas subregionales

En América del Sur, la recuperación de un crecimiento sólido sigue siendo un objetivo difícil de alcanzar. En muchos países, los obstáculos estructurales que impiden el crecimiento a más largo plazo se componen de factores adversos a corto plazo, como la debilidad del comercio mundial, la contención de los precios de los productos básicos y la inestabilidad política. Es probable que la recuperación de Brasil tome impulso a medida que mejore la confianza empresarial, con una aceleración del crecimiento estimada del 1 % en 2019 al 1,7 % en 2020. Las perspectivas a corto plazo de Argentina están sujetas a importantes incertidumbres. Las proyecciones iniciales para 2020 señalan un tercer año consecutivo de recesión, aunque a un ritmo menor que en 2019. Entre el resto de países, se espera que Paraguay, Perú y Uruguay experimenten un notable repunte económico en 2020 sustentado en la recuperación de la demanda interna.

En América Central y México, se espera una lenta recuperación de la actividad económica, después de que el crecimiento haya alcanzado su punto más bajo en los últimos 10 años en 2019. Aunque el pasado año la economía de México experimentó un estancamiento, la mayor laxitud de las condiciones monetarias y la reducción de la incertidumbre política deberían sustentar una modesta recuperación en 2020, con un crecimiento estimado del 1,3 %. En muchos lugares de América Central, las proyecciones económicas se mantienen débiles. Los ingresos continuarán aumentando a tasas que no bastan para abordar las acuciantes necesidades de desarrollo, incluidos el gran déficit de infraestructura y la falta de oportunidades de empleo de calidad para la juventud.

En el Caribe, los actuales esfuerzos de consolidación fiscal, así como la gran exposición de estos países a los fenómenos meteorológicos extremos, continúan pesando sobre las perspectivas de crecimiento. Se prevé solo una modesta aceleración del crecimiento durante el período contemplado en toda la región excepto en Guyana, donde se espera que el comienzo de la producción de petróleo impulse más fuertemente la actividad económica en 2020.

Retos en materia de políticas

Con riesgos hacia la baja en las perspectivas económicas, los responsables de la formulación de políticas en América Latina y el Caribe se enfrentan a importantes retos. La región se ha amparado fundamentalmente en la política monetaria para amortiguar la actual desaceleración. No obstante, teniendo en cuenta los ya bajos tipos de intereses y la débil confianza en el mercado financiero, el margen del que se dispone para una mayor flexibilización monetaria es limitado. Al mismo tiempo, la presión fiscal se mantiene fuerte, ya que muchos países lidian con déficits considerables y costes del servicio de la deuda en aumento. A menudo, la consolidación fiscal se implementa a través de recortes en la inversión pública, lo que puede socavar aún más las perspectivas de crecimiento a largo plazo.

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