Banderas de la Unión Europea (UE) ondean a las puertas de la Comisión Europea en Bruselas (Bélgica). EFE/ Stephanie Lecocq/Archivo
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Banderas de la Unión Europea (UE) ondean a las puertas de la Comisión Europea en Bruselas (Bélgica). (Foto: EFE/ Stephanie Lecocq/Archivo) |
Austria, Finlandia y Suecia han visto mejorar su economía tras 25 años en UE
Por EFE
jueves 02 de enero de 2020, 22:09h
Austria, Finlandia y Suecia han visto crecer sus tasas de riqueza, empleo y comercio gracias a su pertenencia a la Unión Europea (UE), una adhesión de la que hoy se cumplen 25 años, lo que no impide que estos países sean los más reacios a aportar fondos al presupuesto comunitario.
Bruselas.- Ser parte del mercado único europeo, con 500 millones de consumidores, y del mayor bloque comercial del mundo les ha traído efectos tangibles sobre el crecimiento, el comercio y la inversión, según la Comisión Europea (CE).
La pertenencia al euro, que comparten Austria y Finlandia pero aún no ha adoptado Suecia, ha proporcionado también ventajas en materia de empleo y estabilidad financiera, aunque es difícil poner una cifra al impacto económico de ser uno de los Veintiocho, añaden las fuentes consultadas.
El Instituto Austríaco de Investigación Económica (WIFO), en un estudio publicado en abril pasado, calcula que el producto interior bruto (PIB) de Austria en términos reales ha aumentado un 0,7 % más rápido cada año debido a su adhesión al bloque comunitario, de modo que es ahora casi un 16 % mayor de lo que hubiera sido de no sumarse al proyecto.
En el caso de Finlandia y Suecia, el PIB real sería un 7 % y 4 % superior, respectivamente. En términos de empleo, la mejora ha sido del 13 % en Austria, del 5 % en Finlandia y del 3 % en Suecia, según el WIFO.
De acuerdo con estas cifras, el comercio de bienes de Austria con el resto de países de la Unión ha aumentado en los últimos 25 años un 46 % en Austria, un 13 % en Finlandia y un 6 % en Suecia.
El informe revela así que Austria ha sido el más beneficiado de los tres debido a la posterior adhesión, en 2004, 2007 y 2013, de los países del este de Europa, cuya situación geográfica ha reportado ventajas a las empresas austríacas que supieron posicionarse en los nuevos mercados.
Sin embargo, la entrada de los Estados del este del continente, cuya situación económica era peor que la de los 15 entonces en el bloque, convirtió a Austria, Suecia y Finlandia en contribuyentes netos al presupuesto comunitario.
Estos países reciben un 28 %, 43 % y 6 % menos, respectivamente, de lo que aportan del presupuesto europeo, según cifras de 2017. Los tres apenas reciben fondos de cohesión -destinados a las regiones más pobres- y obtienen menos que la media en ayudas agrícolas, las dos partidas que copan el 70 % de los fondos europeos.
Su contribución en relación con su renta nacional bruta es igual a la media europea en el caso de Austria (0,92 % en el periodo 2014-2020) e incluso inferior en el de Finlandia y Suecia (del 0,91 % ambas).
Pese a ello, Austria y Suecia, junto con Holanda, Dinamarca y Alemania, han constituido un frente para la negociación el próximo presupuesto plurianual 2021-2027 que se opone a que este supere el 1 % de la renta nacional bruta conjunta.
Finlandia, que hasta el 31 de diciembre ha ocupado la presidencia de la UE (que hoy cede a Croacia), plantea que sea del 1,07 %, también inferior al 1,11 % que reclama la Comisión Europea y al 1,3 % que pide el Parlamento Europeo (PE).
El Ejecutivo comunitario recuerda, sin embargo, que los beneficios de la UE no son un juego de suma cero y subraya que los réditos de pertenecer al mercado único superan con creces la contribución de los países a las arcas comunitarias.
Según sus cálculos para 2021-2027, Austria obtendría el equivalente al 7,86 % de su renta nacional bruta por formar parte de este mercado, Finlandia el 5,03 % y Suecia el 5,31 %.
Este beneficio es muy superior a las contribuciones que tendrían que realizar según la propuesta de la Comisión: 0,91 % Austria y Finlandia y 0,85 % Suecia.
De no existir el mercado único, el aumento en los costes comerciales -por los aranceles- y la menor competencia elevarían los precios y reducirían la actividad económica en los Veintiocho, mientras que se reducirían los salarios y la inversión, recuerda un estudio del Ejecutivo comunitario.