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Ideas educativas y democráticas (parte II)

Por Antonio Sánchez Hernández
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miércoles 06 de febrero de 2019, 22:40h

En la democracia actual, el poder es diferente para el que lo ejerce, para el que lo sufre y para el que lo contempla. El poder es económico, político, religioso, militar, administrativo y cultural y es compartido entre la sociedad y el Estado. En R.D, en los últimos 40 años se forjaron en el sistema de partidos, nuevos grupos económicos apartidistas con acento en los servicios, una amplia clase media, nuevos conceptos sobre las relaciones internacionales, que han cambiado la percepción tradicional del dominicano.

Hemos añadido a una sociedad predominantemente industrial, agrícola y ganadera, una pujante economía de servicios, basada en el turismo, las remesas, las zonas francas, las telecomunicaciones, el sector financiero y la construcción. Ahora el 85% del mercado es privado.

En este período de 40 años, de transición, se construyó un país diferente. A pesar de todo, la agropecuaria y las actividades informales de la microempresa en zonas urbanas, siguen siendo básicas en la generación de empleos, siguen siendo los grandes empleadores. El turismo es ahora vital en el desarrollo de los servicios.

Ha concluido en nuestro país el período de hombres providenciales, de caudillos que controlaban bienes y conciencias hasta en los mínimos detalles.

Han cambiado y se ha ampliado de manera dramática la base productiva del país, se han generado ideas nuevas, democráticas, que coexisten y chocan con los patrones mentales del caudillismo económico y político tradicional de siglos pasados. Ahora coexisten dos mercados productivos: el de bienes, minoritario, y el de servicios, mayoritario. Y dos mercados de ideas políticas: El mercado conservador y el mercado globalizador.

Una de esas ideas, es el nuevo papel del liderazgo en estos nuevos tiempos, idea ligada al papel de las comunidades en su propio desarrollo. El desarrollo del turismo, sería mucho mayor si contara con una mayor productividad en los sectores de bienes industriales y agropecuarios que lo abastecen.

El auge de las zonas francas sería mayor, si el sector productivo la abastece de materias primas y productos semi elaborados, por ejemplo, en el área textil o en el turismo. No son mercados excluyentes, sino complementarios. En el caso de las comunicaciones y del sector financiero es diferente. Su expansión futura es posible en base a inversiones internacionales, que permitan abaratar el costo del dinero y mejorar aún más las telecomunicaciones. ¿Procede la dolarización de nuestras finanzas? Las remesas, por su parte, ¿serían más estables si se incorporan los remesantes al sistema político? Estas son respuestas positivas si el Estado separa e independiza los tres Poderes esenciales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial y le abre paso a la democracia real.

Hasta hace pocos lustros, el dominicano no se imaginaba viviendo en una economía de servicios. Explicaba nuestro progreso social, como el resultado de la acción del liderazgo individual, pura y simple de caudillos, sin comunidades activas.

La excepción de la regla, como rasgo del futuro comunitario fue el caso del sacerdote Luis King, en el municipio de Ocoa con su famosa cooperativa Santa Cruz. Ahora, el liderazgo es apenas sujeto y la comunidad lo es todo para vencer la pobreza. La idea de la presencia de hombres providenciales, se torna obsoleta: de ahí el ocaso de los caudillos y el surgimiento de liderazgos menores, provinciales. Y con pujantes cooperativas.

Ahora precisamos de comunidades activas e incorporadas al trabajo, con sus mejores gerentes comunitarios. Se esfuma la relación entre el líderazgo mesiánico o partidario y las comunidades. Se rompe la creencia que igualaba a los altos funcionarios del gobierno con la idea de lo providencial. Las comunidades, cierto, continúan admirando a los jefes del Estado, a su fuerza, a su poder, siempre y cuando, este cumpla con las obras de infraestructura, física y humana de las comunidades de las 32 provincias.

Ahora, las comunidades exigen, presionan al Presidente, a los altos funcionarios, para que resuelvan en mangas de camisa. En caso contrario llueven las huelgas para recordarlo. Esta actitud tan generalizada le complica la vida a los funcionarios.

Según la tradición, el funcionario no se solidariza con las comunidades porque ahí reina la competencia; tampoco con los sectores asalariados, porque su aspiración de ascenso social se resume en ser un miembro del equipo de gobierno y enriquecerse. De ahí que solo es solidario con las fuentes de Poder cercanas al Ejecutivo y rechaza con energía cualquier concepción que lo solidarice con las comunidades, a las que pide su voto y puede olvidar más tarde.

¡Vean lo que le pasó al P.R.D y al P.R.S.C. por alejarse de las comunidades! Ahora, el liderazgo partidario de ambos partidos es insuficiente. La marcha verde por sí sola es ya más grande que el P.L.D. El partido que se alíe con la marcha verde puede desplazar al P.L.D. del gobierno. Ahora, en el siglo XX1, la llave de la gobernabilidad está es la creación de planes provinciales, de polos de desarrollo en cada provincia, donde participen activamente el gobierno, el sector privado, las universidades y las comunidades.

Ahora se precisan de funcionarios al estilo Luis King, para poder manejar con eficiencia este proceso de apertura al mundo globalizado. Que nuestro país se abra a las comunidades y al mundo, que exportemos masivamente desde los sectores de bienes y de servicios, y nuestro país seguirá indetenible en su marcha hacia el progreso social y económico.

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