Nuevos ataques informáticos subrayan fallas en ciberseguridad en Chile

Santiago de Chile.- Diversos ataques informáticos contra empresas bancarias y estatales en Chile en las últimas semanas han puesto de manifiesto cierta fragilidad en materia de ciberseguridad en el país austral, y han acentuado la preocupación del Gobierno por reforzarla desde la cooperación internacional.

La institución ya venía avisando de lo liviano de las barreras de los sistemas informáticos que defienden los datos de los usuarios de ser robados por hackers a través de la web.

Y lo había enfatizado ya a finales de julio cuando unas 55.000 tarjetas de crédito y sus datos fueron filtrados, apenas unos días después de otro ciberataque que sacó a la luz información sobre 14.000 tarjetas de crédito, ambas operaciones reclamadas por una agrupación de hackers estadounidense.

Si bien la mayoría de los plásticos afectados correspondían a cuentas extranjeras y estaban inactivas, la situación puso en alerta a entidades y autoridades en el país suramericano.

Estas dos filtraciones, según la SBIF, fueron obra del "grupo de cibercriminales denominado ShadowBrokers, que publicó el número de tarjeta, el número de seguridad (CVV) y la fecha de expiración" de tarjetas de unos 19 emisores bancarios y no bancarios, algunos de ellos extranjeros.

Aunque estas acciones apenas afectaron a los depósitos de los usuarios, hicieron aflorar de nuevo las debilidades de los sistemas de seguridad bancarios, que sí habían sufrido el pasado mayo una cuantiosa pérdida de capital a consecuencia de un robo informático.

Concretamente fueron 10 millones de dólares en la entidad bancaria privada Banco de Chile, el segundo banco más grande del país. Un virus afectó al sistema informático de la institución y obligó a desconectar gran parte de las 9.000 estaciones de trabajo que el banco tiene en todo el país, ocasión en que se realizaron cuatro transacciones fraudulentas que lograron sustraer cerca de una decena de millones de dólares.

Los últimos tres ataques esta semana no han sido tan contundentes: la publicación de "listados de colaboradores de una entidad", la divulgación de datos de clientes de una entidad bancaria y una supuesta eliminación de los datos de 500 personas del Directorio de Información Comercial (Dicom), un registro nacional de deudores.

Los hechos coinciden con los estudios que arrojan datos preocupantes en la inversión de las entidades chilenas en el plano de la ciberseguridad.

Un estudio de la empresa Citrix, de antes de mayo pasado, cuando el Banco de Chile sufrió el robo, indicaba ya que principal temor de las empresas chilenas en temas de ciberseguridad era sufrir un ataque de hackers, pero el 61 % de las compañías no tenía previsto incrementar su inversión en protegerse.

Por su parte, un reciente análisis de NovaRed mostró que las empresas chilenas destinaron durante el año pasado 195,7 millones de dólares en ciberseguridad, un 4,1 % más respecto de 2016 y equivalente a un 0,07 % del PIB, pero por debajo del promedio de la región, que alcanza a un 0,12 % del producto interior bruto.

Estas flaquezas son las que el Gobierno del Chile pretende mejorar a través de experiencias y cooperación internacional, como se hizo el pasado junio con una solicitud al Fondo Monetario Internacional (FMI) tras el robo en el Banco de Chile.

A raíz de ese ataque, el Ministerio de Hacienda activó un grupo de trabajo que opera en dos ejes para modernizar las herramientas de prevención y los protocolos con los cuales se enfrentan los incidentes de ciberseguridad.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, fue más allá y en las últimas semanas, aprovechando las visitas a Chile del secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, y del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, firmo sendos acuerdos con esos países en esta materia.

"Un tema que nos interesa de sobremanera es el tema de la ciberseguridad, que es algo para lo que los países de Latinoamérica no estamos bien preparados y tenemos que recuperar el tiempo perdido", señaló Piñera durante su reunión junto a Mattis en Santiago.