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Adolescentes emprendedores.
Adolescentes emprendedores. (Foto: Fuente externa)

La necesidad de emprender

Por Enmanuel Díaz Santiago
lunes 28 de agosto de 2017, 13:55h
Es preciso promover la cultura de emprendimiento entre los jóvenes dominicanos.
Retroceder no es y nunca será una opción confiable para conseguir nuestros propósitos de futuro. Vivimos en un país de grandes contrastes, nunca me cansaré de afirmarlo. Asistimos a una cultura social sumamente difícil de sobrellevar si eres de esos que hablan de “ética” y de valores: discursos vacíos para fascinar a una audiencia que de seguro nunca logró salir de un liceo con el título de bachiller.

Insistiré siempre en mi modo de pensar acerca de República Dominicana y su carencia de liderazgos positivos que promuevan el desarrollo integral de las comunidades. No me refiero a espacios geográficos como Villa Sombrero o Quijá Quieta, no. Me refiero a la gente que da vida a los pensamientos populares y a la creatividad del pueblo dominicano: sus jóvenes, sus mujeres, sus artistas, sus campesinos, sus intelectuales, sus comerciantes, sus profesionales y sus artesanos. La gente que representa la esencia de la tierra en que nacimos, por la que tanta sangre se ha derramado, por la que tanto hemos trabajado.

Surge en ese sentido la necesidad de emprender para garantizar el desarrollo de nuestra gente. Y es que en una economía capitalizada sobre la base de una fuerte inversión extranjera, endeudamiento desproporcionado y vaga creencia en el crecimiento vacío, sin fundamentos ni criterios de desarrollo, es imposible hablar de un clima de mejora que garantice empleo digno para nuestros ciudadanos.

Salimos de la secundaria con la firme creencia de que la educación superior nos garantiza insertarnos en el mercado laboral: ¡mentira! Necesitamos más jóvenes con la capacidad y la voluntad de emprender. Que quieran avanzar sobre la base sólida de los valores que caracterizan nuestra cultura.

De no promover la capacitación para el emprendimiento, nuestro país, más temprano que tarde, se verá en la penosa realidad agravada de lo que ya vivimos: nuestros genios buscan nuevas metas en el extranjero; nuestros profesionales encuentran mejores oportunidades fuera de nuestras playas; los jóvenes delinquen para avanzar (creen que no tienen más opción). Separar la familia para buscar el pan, o cometer delitos para ganarse la vida, no es desarrollo.

No podemos hablar de un país que crece, cuando los números de violencia, asesinatos, violaciones, el clima de corrupción, la normalización del clientelismo, y otros muchos males, parecen calar la agenda de los nuevos ciudadanos.

Es preciso emprender para poder mejorar sin desangrar más la ya herida Patria.
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