Una noticia terrible que obliga a reflexionar

Santo Domingo.- El titular no puede ser más explícito: "Sacerdote mata joven a martillazos". La lectura de la crónica nos adentra en los detalles. Se trata de un caso de violación. El joven asesinado por el cura tenia 16 años y había venido sosteniendo relaciones sexuales con el sacerdote desde hacia tres años.

De la reseña se deducen sin dificultad algunas conclusiones. El joven violado descubrió que podía derivar ingresos de la situación. Mantenía sus relaciones con el sacerdote pero, aparentemente, la frecuencia de los encuentros pasó a depender de los recursos que el religioso le proveyera.

El joven tenía novia pero esta no sospechó sobre las relaciones particulares de su enamorado con una persona de su mismo sexo. Los familiares del muchacho tampoco, aunque les llamó la atención su afición por los celulares caros, que cambiaba a menudo.

Los fondos para la reposición frecuente de los artefactos electrónicos provenía del chantaje. La joven víctima se convirtió en el victimario de su violador a través de la extorsión.

El desenlace está reseñado: el sacerdote mató al monaguillo "porque éste lo amenazaba con divulgar vídeos de una relación sexual con él si no le daba más dinero".

Las preguntas a las que un caso como este nos obliga son múltiples. La primera de ellas tiene que ver con un hecho comprobado: la República Dominicana es uno de los países del mundo de más altas tasas de violación de menores -varones o hembras- del mundo. ?Por qué se produce este fenómeno?

El joven violado tenia una novia y mantenía sus relaciones con el sacerdote violador, que él extorsionaba en absoluto secreto frente a ésta y su familia. ?Cuántas personas mantienen una doble vida que les proporciona bienes de consumo -necesarios o superfluos- en nuestro país?

Faltan muchas otras preguntas, pero la mayor parte de ellas guardan relación con la grave contradicción en que incurren quienes se supone deberían orientar la sociedad con su ejemplo y su práctica de todos los días.