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Presupuestos por provincias

Por Antonio Sánchez Hernández
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jueves 03 de agosto de 2017, 12:30h
En este momento, en el 2017, en que los partidos políticos representan desgraciadamente a la minoría numérica de la sociedad dominicana, recuerdo que Don Ramón Báez propuso al país en un hermoso discurso un Proyecto nacional de Desarrollo, muy aplaudido en su momento. Fue la cara hermosa de Don Ramón. Sucedió 40 años después de iniciada la democracia de palabra, en el 2000, cuando la mayoría de la población dominicana empezó a votar cada vez menos en los torneos electorales; incluso se comentó que un candidato con experiencia de Poder lo llevaría como Vicepresidente.

Sucedió justo después en que apenas el 46% de los dominicanos no votó en ese último certamen electoral y que los dominicanos ausentes, con sus dos mil millones de dólares remesados en el año 2000, pidieron que se votara en el exterior. Que coincidencia: año dos mil, dos mil millones remesados. Y mientras tanto, en el interín, las fuerzas vivas de la nación en todas las provincias: empresarios, comerciantes, pequeños empresarios, obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales y marginados han ido perdiendo la fe en el sistema político. Dejan de votar en las elecciones. Se abstienen de votar.

Todo comienza en las encuestas. ¿Cómo pueden explicar y justificar la abstención de un poco menos de un 50% del electorado? Ante esta absurda aritmética electoral, donde dos de las tres fuerzas políticas importantes se desploman, llevando intranquilidad a los ciudadanos. En este ambiente crudo y macizo ¿Quién puede afirmar que los temas de la agenda nacional es monopolio de los partidos? Ojalá fuera así. Pero si así fuera, ¿donde están los temas de las comunidades en la agenda electoral? ¿Dónde están los planes de desarrollo de las provincias? Seamos sinceros. ¿A quiénes han representado los partidos en estos 17 años últimos? ¿A los partidos o a las provincias? Contéstese usted con sinceridad.

Hasta hoy la política ha sido una guerra, basada en dos hipótesis. La primera hipótesis es destrozar al contrario, de cualquier forma, bajo la sombra de cualquier argumento o acto, no importa que sea falso y denigrante. La segunda hipótesis es todavía más complicada: los amigos de hoy son los enemigos de mañana y viceversa. Por esas dos razones virtuales, en R.D. la clase política clientelista está matando el amor y la amistad entre las familias pobres y ricas desde el ano 2000. Aquí la política ya no es ni arte ni ciencia, ya no es un acto de creación colectiva, sino un negocio, una bicoca. De tres grandes partidos, solo queda uno grande y nada más: el P.L.D. Los otros dos grandes están, en vías de desaparecer, con apenas un 5% del electorado.

Para nuestras provincias, para nuestras comunidades, lo sabemos todos, es necesario un plan nacional de desarrollo basado en polos de desarrollo provinciales. En ese sentido el turismo demostró ya su factibilidad como polo de desarrollo. El país tiene su mapa de riqueza y su mapa de pobreza: 56% de las familias dominicanas son pobres. Pregunto a los partidos políticos, con excepción del Partido de la Liberación Dominicana, que es en el 2017, el único partido grande que sobrevivió: ¿42 años no es un tiempo suficiente para sacar un país de la pobreza? La experiencia mundial dice en muchos casos, en muchos países, que es un tiempo más que suficiente, si se hace con unidad nacional y desarrollo. Por eso es que me pregunto, ¿donde está la temática del desarrollo provincial en la agenda electoral de los partidos? ¿Dónde están los planes de desarrollo para Puerto Plata, Santiago, La Romana, Monte Plata, Samaná, Elías Piña, San Juan de la Maguana, Barahona, San Pedro o San Francisco de Macorís, La Vega, La Altagracia, Bahoruco? ¿Donde están los planes provinciales en la frontera con Haití?

El electorado del 2017 quiere escuchar sobre los planes provinciales de los partidos grandes y chiquitos, PLD incluido, a punto de dividirse en el 2017.

Me permito pues una recomendación: dejen de guerrear y propongan desarrollos provinciales, que el país es un conjunto de 32 provincias. Y háganlo en paz, en una competencia sana, buscando unidad de propósitos del sistema político. Si el sistema económico que hemos tenido en estos 42 últimos años ha sido capaz de crecer de manera sistemática y garantizar la riqueza y el bienestar solo del 44% de nuestra población, es porque algo muy importante está fallando: la educación, la seguridad social, la foresta, la energía, la vivienda, los alimentos, las instituciones y sobre todo la forma no democrática de concebir el quehacer político, entre la anarquía y el autoritarismo.

La nuestra es una sociedad de grandes carencias por lo cual precisa aún de caudillos. Ahí se resume casi todo. Esos son los temas que deben estar en primer plano de la agenda provincial. Aprendamos a conversar. Lo que nuestras comunidades están esperando, es que se converse sobre un proyecto nacional, que una al sector público, al sector privado, a las universidades y centros de investigación con las comunidades, en una actividad permanente, basada en programas de desarrollo de corto, mediano y largo plazo, en cada una de nuestras provincias. No sólo los mercados lo demandan, sino todas las clases sociales afectadas por este gobierno bueno y a veces hasta juguetón: tanto los empresarios, las clases medias, como la gente humilde. ¿Podrán los mercados dominicanos ser organizados alguna vez, en función de sacar al país de la pobreza? Ese es nuestro gran reto: planificar para salir de la pobreza. Ese pleito ya está ganado para un 44% de la población, que forma una variada clase media y una clase alta dotadas del glamour necesario.

Les recuerdo que París es tan hermosa porque es una ciudad de clases medias con muy buen gusto. Recuerdo que Francia es muy hermosa en todas sus provincias, porque dispone de una mayoría de clase media. Por ello permítanme sugerir desarrollo provincial, como se hace en toda Europa, con planes de desarrollo y presupuestos por provincias, con ciudades peatonales, donde el peatón es el gran actor de las ciudades y no los elevados y las torres residenciales. Como en Europa, como en toda Europa. Así es que el desarrollo se ve bonito: por provincias.

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