Siempre digo que la vida está hecha de dos cosas: de tiempo y de decisiones. Lamentablemente cuando vienes a darte cuenta se te está acabando la vida; con el vacío y la insatisfacción de no haber alcanzado las metas y los sueños que teníamos derecho a conquistar. Hay una frase que dice: " Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad”

Por eso, aun tienes tiempo de identificar lo que deseas mejorar y lo que quieres lograr. ¿En qué persona te quieres convertir? Comienza a visualizar lo que tienes que mejorar para producir una vida balanceada, para convertirte en la persona que quieres ser. Para conquistar la felicidad, comienza a practicar una actitud positiva, a fomentar la confianza en ti mismo y a decir “sí puedo” enfrentarme a todos los retos que tenga en la vida. Atrévete a reconocer la importancia de mejorar eso que no está funcionando en tu vida. Atrévete a evaluar los obstáculos, las creencias y situaciones que te impiden llegar a donde deseas llegar. Recuerda algo que toda situación tiene solución.

Posiblemente tu mayor obstáculo es tu actitud, el miedo a enfrentarte a lo desconocido: el miedo a los cambios. A no estar dispuesto a dar lo mejor de ti para sanar esas heridas que te impiden desarrollarte y convertirte en esa persona que tienes derecho a ser. Las creencias y pensamientos negativos son un obstáculo para poder superarte. Estas experiencias, conocimientos, referencias y paradigmas son los que te llevan a evaluar tu realidad desde una perspectiva saboteadora y paralizante. Esta actitud hace que te enfoques en el por qué no se puede hacer lo que se quiere hacer, a dar excusas, a justificarse, en vez de enfocarse en la soluciones.

Otro obstáculo es la mentalidad de escasez, la cual hace que te concentres más en lo que te hace falta, en vez de pensar en las bendiciones que posees. Ese espíritu de escasez te roba tus sueños, te dice: "que no tienes tiempo", "no tienes dinero" y que no tienes los recursos" y ninguna posibilidad para alcanzar tus sueños.

Cuando nos concentramos en la abundancia, sentimos que nuestra vida tiene oportunidades; cuando nos concentramos en la escasez, sentimos que nuestra vida está llena de carencias. Todo depende donde enfoquemos nuestra atención.

Mientras el espíritu de escasez sea el que dirija tu vida no podrá reparar las áreas lastimadas, ni vivir una vida abundante. Es necesario desarrollar un espíritu de lucha, un espíritu de prosperidad. Hagamos un ejercicio: En tu mente, retrocede en el tiempo y mírate en momentos mejores, cuando contabas con mayores recursos. Aquellos momentos en que no importaba la situación que se presentara, tú estabas dispuesto a asumir el compromiso para resolverlo. Aquellos momentos en los que estabas dispuesto a aprender de esa situación para convertirla en un proceso de aprendizaje y crecimiento para pasar a otro nivel.

Mi pregunta es: ¿Estás dispuesto a mejorar las áreas lastimadas de tu vida? Si no lo haces, ¿Has pensado en el precio que tendrás que pagar tú y tu familia por no enfrentarte al reto que te ha presentado la vida? Los resultados que obtenemos hoy, son las consecuencias de las decisiones que tomamos en los pasados años. Por lo tanto, los resultados que obtengamos durante los próximos años serán consecuencia de las decisiones que tomemos hoy. Alcanzar lo que deseamos implica una elección. Cada vez que decimos sí, ¿Tenemos que decirle NO a muchas otras cosas? La verdadera receta para el triunfo surge cuando nos aventuramos a responder a la pregunta: ¿Estamos dispuestos a alcanzar nuestros sueños?

Te reto a que tomes acción, a que seas perseverante y desarrolles el hábito de seguir luchando. Tú tienes el derecho de mejorar tus áreas débiles. Este proceso de reparación requiere establecer metas y prioridades, e identificar posibilidades y fortalezas; cambios de actitudes y creencias que te lleven a alcanzar tus sueños. Atrévete a convertir lo invisible en visible, lo difícil en fácil y lo imposible en posible. La calidad de acción que tomes hoy te producirá confianza, generará un entusiasmo contagioso que te llevará a encender una llama interna que alumbrará tu camino. ¡Yo creo que lo puedes lograr...Créelo tú también!.